Hubo un momento de mi niñez en el que mis sueños se alimentaban de manera ávida de la lectura. Era igual lo que pillase: mis cómics, mi colección de libros de Julio Verne mal traducidos, libros de texto de la escuela, las revistas de mi hermana como «Esther» o «Super Pop» e incluso las revistas como «¡Hola!» o «Diez Minutos» que compraba mi madre para saciar su hambre de cotilleos más allá de los que podía controlar dentro de la comunidad de vecinos donde vivíamos. Realmente necesitaba leer cualquier cosa (ahora me diréis que nunca habéis leído la composición de las botellas de champú en el baño) y fue precisamente en las revistas de mi madre donde encontré unas páginas que hacían que mi imaginación volase hasta los límites de lo imaginable. Unas páginas que ofrecían maravillas de la tecnología inéditas e increíbles hasta la fecha. El papel couché trajo a mi entendimiento artefactos prácticamente imposibles. Pero si estaban allí debía significar que eran reales, debía significar también que de alguna manera podían ser míos. Y, finalmente, debía significar que el mundo estaba cambiando tan rápidamente que se nos hacía arto difícil darnos cuenta de la velocidad a la que nos movíamos. Esas páginas tenían este aspecto:
No eran otras que las páginas de publicidad de la empresa «Promociones Mundiales». Os juro que me pasé horas y horas leyendo y releyendo sus diminutos anuncios. Hubo incluso un tiempo en el que esperaba ansioso que llegase en sábado (el día en que entraban en mi casa las novedades impresas) para ver si se había añadido algún nuevo gadget alucinante a su catálogo de venta por correo. Mandos a distancia universales cuando no existían los mandos a distancia, sistemas de optimización de los motores de los coches para reducir drásticamente su consumo, cruces con poderes mágicos, etc etc… Veamos en detalle algunas de las cosas que más me gustaban:
El Milagro de la Vida
No me diréis que el anuncio no es alucinante. Prácticamente de la nada podías crear vida cual Dr. Frankestein del S.XX. ¿De verdad podía tener esas criaturas construyendo ciudades y sociedades enteras en mi habitación? Por desgracia la respuesta era no.
En realidad lo que se recibía en casa era un sobre lleno de huevos de artemias, unos pequeños crustáceos branquiópodos. Estos, al contacto con la humedad y la temperatura adecuada eclosionaban dando lugar al nacimiento de uans pequeñas criaturas que nada tenían que ver con la engañosa imagen de la publicidad. Esto son artemias aumentadas unas cuantas veces:
Imaginaos el grado de depresión al ver tamaña mierda de monstruo.
De hecho si os hace ilusión haceros con unos buenos «Monos de Mar» actualmente se siguen comercializando bajo, precisamente, ese nombre. Aquí podéis encontrar más información (en inglés).
Supervisión
Esto si que tenía que ser la leche. Unas gafas con rayos X incorporados. Por aquella época me había traumatizado con el clásico de Roger Corman «El hombre con rayos X en los ojos» (de la que un día de estos tendré que hablar) y la primera parte de la película te daba unas pistas bastante buenas de cómo sacar provecho a la posibilidad de poder ver a través de las cosas. Me imaginaba a mi mismo viendo lo que pasaba en la habitación de al lado, o viendo a todo el mundo desnudo por la calle. Desconozco donde estaba el engaño o la estafa, por suerte jamás lo descubrí.
Nonius Astronic
Esto si que era algo de otro planeta. ¿Un reloj de tres esferas? Ni el mejor Omega de James Bond podía ser mejor que este prodigio del arte relojero. 8 funciones en un solo espacio algo, hasta la fecha, totalmente inédito. Habíamos visto relojes con calculadora, o relojes con un juego o incluso relojes transformers como los que nos regalaba Truquete, pero jamás tantas e increíbles funciones juntas:
- Movimiento de precisión: impresionante, un segundo duraba un segundo, algo hasta la vista nunca visto.
- Telémetro: muy útil y comparable a los actuales GPS pero que funcionaba de una manera mucho, pero que mucho más basta, os lo aseguro.
- Taquímetro: saber a qué velocidad viajabas ya no sería un problema, el problema era si lo hacías mientras conducías y te despistabas realizando los cálculos necesarios para conocerla en vez de mantener la vista en la carretera.
- Memoria auxiliar: mucho antes de las tarjetas de memoria SD y microSD el Nonius Astronic nos ofrecía una memoria secundaria. Supongo que era para justificar la falta de mecanismo en la esfera pequeña.
- 3 tipos de cronómetros: industrial por si querías, por ejemplo, calcular el tiempo de secado de pinturas. De estacionamiento, no fuese a ser que te pusiesen una multa por un despiste. De competición, para poder batir algún récord personal de ir del portal de casa a la panadería y volver.
Lo cierto es que, gracias al testimonio de más de un incauto que cayó en la trampa, podemos saber que eran un reloj barato, malo y de poca o nula utilidad. Las esferas laterales eran de adorno al igual que algún que otro de sus botones. Aún y así me quedan dos dudas que me corroen por dentro: ¿Qué diferencia había entre el «modelo normal» y el «modelo lujo»?, y, ¿en qué consistía exactamente la garantía internacional por 20 años?
Súper Potentes Gemelos
¿Ver lo que pasaba a una cierta distancia sin demasiado esfuerzo? ¿Tener la vista de un superhéroe a cambio de hacer el pequeño sacrificio de vestir tus ojos con algo ciertamente horroroso? Un precio muy bajo para saciar las ansias de vouyerismo que a todos, lo reconozcamos o no, tenemos en nuestro interior.
Trola, pura trola. De plástico, sin ningún aumento y además estoy convencido de que estaban capacitados para dejarte totalmente ciego si los usabas más de 5 minutos, seguidos o no. Uno de los productos estrella de Promociones Mundiales y de los que más pitidos en las orejas de las santas progenitoras de sus gerentes provocó. No hace decir mucho más.
Hucha misterio
Siendo de donde soy (aquí podéis saber de dónde somos el staff de Retro Memories) y tirando de topicazo, a mi siempre me ha gustado tener mi dinero (poco, muy poco, no sabéis cuán poco) a buen recaudo. No me fiaba de nadie y mis monedas las quería tener a buen recaudo. ¿Que mejor guardián particular que el mismísimo Conde Drácula para protegerlas? Seguro que no existía ninguna caja fuerte ni hucha más segura en el mundo entero.
El engaño mayúsculo era, de nuevo, que se trataba de un producto de malísima calidad que no auyentaría ni al mismísimo Rodolfo, el asustadizo muñeco de Mari Carmen. Muchos debieron ser los incautos que cayeron en la trampa ya que es de los pocos productos que ha sobrevivido al paso del tiempo y del que se pueden encontrar imágenes en la actualidad:
Célebre Burrito
La función queda clara, pero me asalta una sola duda: ¿qué tenía de célebre el burrito? ¡A no, me asalta otra! De nuevo, ¿qué diferenciaba a la versión «normal» y a la «de lujo»? En realidad, pensándolo fríamente, no se si quiero saberlo.
Pues bien queridos viejun@s, gracias a los sabios consejos que me daba mi madre cuando le mencionaba la posibilidad de realizar alguna compra a «Promociones Mundiales» y que resumiré con una de sus célebres frases: «¡Deja de decir tonterias y estudia!», jamás compré (o me compraron) ninguno de los objetos que hoy he referenciado aquí. Lo que sí fui fue consumidor de sus anuncios y mi mente hizo miles de nuevas conexiones con las posibilidades que me ofrecían. Y, a parte, también me convirtieron en un lector compulsivo de catálogos. No lo puedo evitar, a la que un catálogo cae en mis manos lo he de leer de cabo a rabo, sea de muebles, de juguetes o de material eléctrico tengo que escudriñar todas y cada una de las definiciones de los productos que oferta la publicación. Es una de mis, podría decir, extrañas adicciones.
«Promociones Mundiales» dejó de publicar sus anuncios hace tiempo. Supongo que no pudieron hacer frente a la revolución que supusieron las tiendas de «Todo a 100» que vendían productos tan, o más malos que los suyos pero que te permitían verlos en directo, al lado de tu casa, sin tener que esperar a abrir una caja entregada desde el anonimato de la venta por catálogo llena, normalmente, de porquería inservible. Si comprabas mierda lo hacías con conocimiento de causa de lo que estabas haciendo. También puede ser que los capitostes detrás del negocio tuviesen que huir del país por el elevado número de demandas y denuncias de cientos y cientos de estafados por sus publicidades engañosas. Incluso podría darse el caso de que acabasen entre rejas. O quizá no, igual supieron cuando parar y huir y ahora mismo están en una remota isla caribeña riéndose todavía de todos aquellos que, desde la inocencia, amasaron su fortuna.
Fuese como fuese lo que sí podemos afirmar es que las mentes detrás de «Promociones Mundiales» fueron unos revolucionarios y unos visionarios del marketing. ¿Quién si no podía resistirse a esta increíble oferta?:
Una pistola capaz de disuadir al más astuto y violento de los cacos. Un arma eficiente e imponente para llevar encima por si las moscas de regalo por tu pedido… Algo a lo que nadie se podía resistir.
– Me compro unas criaturas marinas increíbles, un reloj que el que lo petaré en la oficina y unas gafas para verle las bragas a las compañeras de trabajo, ¿y me regalan una pistola para vacilar súper molona? La vida me sonríe, no puede ser que tenga tanta suerte» – pasaba por la mente de más de uno. Y tenían toda la razón del mundo, en realidad no estaban teniendo nada de suerte. Finalmente, este era el aspecto del regalo:
Una birria.
¿Comprastéis algo de este mítico catálogo? Explicadnos vuestras experiencias. Por si las moscas os dejamos el cupón de pedido por si lo queréis volver a intentar:
Tomad la medicación…