¡Te pillé!, Gotcha! (Gotcha!, 1985)

15624928

Una de las cosas que más me gusta de estar involucrado junto a Alex en este proyecto viejuno llamado Retro Memories es la autoimposición de revisar cosas: objetos, jueguetes y películas, para poder escribir sobre los recuerdos que me suscitan y realizar una tarea de regresión más o menos satisfactoria a la par que constante. Esto me sirve para dos cosas, para mantener mis neuronas en movimiento ahora que cada vez veo más cerca mi senectud, y para darme cuenta de si aquello que una vez me gustó, o incluso alucinó, cuando era pequeño o más joven, sigue manteniendo las cuotas de sorpresa y diversión actualmente (siempre, evidentemente, hablando desde un punto de vista personal e intransferible).

Con la película que hoy nos ocupa me pasa algo extraño. Después de visionarla no tengo claro si me sigue gustando o no. O mejor dicho: sí, me sigue gustando, pero con algunos matices. Intentaré ir explicandome a medida que avance este post.

De qué iba ¡Te pillé¡, Gotcha!

Este es el trailer original (en inglés):

Jonathan Moore (Anthony Edwards) es el típico estudiante unversitario americano, un poco tirando a nerd, que se dedica a jugar por el campus de la universidad junto a sus compañeros (freaks también) a un juego llamdo «Gotcha!» (la palabra es la contracción de la expresión inglesa «I’ve got you»). Para jugar a «Gotcha!» hacen falta tres cosas: llevar ropa ochentera, tener un carnet que te acredite como miembro del club del juego y una pistola de aire comprimido. Y para ganar tienes que eliminar a otros miembros del juego que se te van asignando por sorteo. Tienes que pillarlos desprevenidos y dispararles. He aquí uno de los motivos por los cuales esta película caló tan profundamente en su momento: los jugadores cargaban la pistola en cuestión no con perdigones, no, no… sino con ¡bolas de pintura! ¿Quien en su sano juicio no querría inmediatamente jugar una partida de «Gotcha!»? Estoy convencido de que el éxito de los posteriormente llamados «Paintball», se debe, en una parte muy importante, al mensaje que quedó grabado en el subconsciente de miles de niños y adolescentes que vieron esta película a mediados de los ochenta.

vlcsnap-2013-03-14-19h14m33s95

Pues bien Jonathan se camela a sus millonarios padres Al y Maria (Alex Rocco y Marla Adams) para que le paguen un viajecito a Europa junto a su amigo Manolo (Nick Corri, nacido Jsu Garcia). Sí sí, su amigo se llama Manolo, no estoy delirando. La excusa es bastante mala, quieren ir unos días a París y luego dar el salto hacia Pamplona para conocer la tierra que enamoró a Hemingway, y todo eso para perfeccionar sus estudios de veterinaria y formarse como hombres. Me tiemblan las orejas solo de imaginarme el sopapo de mi padre si le intento colar un bulo de este calibre. Pero por hache o por be se lo acaban pagando y los dos amigos se embarcan en una aventura que preveen llena de chicas y diversión.

vlcsnap-2013-03-14-19h15m26s111

En Paris, Manolo se dedica a ligarse a chicas de paises nórdicos haciendose pasar por el conocido terrorista «Chacal», mientras Jonathan se dedica a dar vueltas por el Louvre ya que no se come ni una rosca debido a su  pinta de pardillo. Pero todo da un vuelco cuando conoce a la misteriosa y atractiva Sasha Banicek (Linda Fiorentino), una checa de 24 años de muy buen ver y mejor catar, de la que caerá irremediablemente enamorado al descubrirle esta todos los secreto del arte amatorio por activa y por pasiva (él representa que tiene 18 años). Que se lo tira por todos lados y de todas las maneras conocidas vamos. Aquí ávidos lectores, ya podéis empezar a deducir que a nuestro pobre protagonista se la están metiendo doblada mientras el la va metiendo todo lo que puede.

vlcsnap-2013-03-14-19h15m39s245

Jonathan le propene a Sasha que viajen juntos a Pamplona, ella acepta, pero con la condición de que la acompañe primero a Berlín oriental a buscar algo que ha de entregar a alguien que se encuentra en la parte occidental de la ciudad.

vlcsnap-2013-03-14-19h15m45s45

Como podéis imaginar nuestro prota-pagafantas acepta sin cuestionarse siquiera qué es lo que ha de transportar su nueva novia, ni porqué tiene que hacerlo. A partir de este momento la trama va tomando ritmo y se suceden las situaciones con tiroteos, persecuciones, alguna que otra muerte, punkies alemanes, cambios de continente y pandilleros latinos (de verdad, no os engaño). No os desvelaré demasiadas cosas más sobre la historia. Lo que sí os aseguro es que las habilidades de Jonathan como jugador de «Gotcha!» tendrán un papel muy importante en el desenlace final de la película.

vlcsnap-2013-03-14-19h16m43s119

vlcsnap-2013-03-14-19h17m00s29

Mas cosas sobre la peli

El reparto es muy bueno. Anthony Edwards lo hace realmente bien. Ya había sido protagonista de «La revancha de los novatos» de la que un día de estos tendremos que hablar largo y tendido, y posteriormente tuvo una carrera muy prolífica participando en films como la misma secuela de «La revancha…», «Top Gun» o «Zodiac». Pero el papel por el que es más recordado es por el del doctor Mark Greene en la serie de TV «Urgencias».

vlcsnap-2013-03-14-19h17m09s115

Es la segunda película de Linda Fiorentino después de haber protagonizado el mismo año «Loco por ti». En «Gotcha!» lo borda e interpreta  a la perfección su rol de chicha checa misteriosa. En la versión original se puede apreciar a la perfección su buen trabajo de dicción al imitar muy bien el acento del este. Fiorentino no tuvo una carrera posterior demasiado buena hasta que el film «La última seducción» (1994) la rescató, la encumbró en musa del cine independiente americano y le permitió posteriormente participar en películas como «Men in Black» o «Dogma». En 2009 interpretó su último papel en la pantalla grande hasta la fecha.

El juego «Gotcha!» se basaba en un juego que estaba moda en aquel momento en los campus estadounidenses que se llamaba «Assassin» o «Tag». Supongo que cambiaron el nombre por tener más garra. Hoy en día, y después de desgracias como la de Columbine, se me hace imposible imaginar a grupos de estudiantes con pistolas jugando a cazarse entre ellos campando a sus anchas por los jardines de las universidades americanas.

Dos años después de su estreno, Nintendo comercializó un juego para NES parcialmente (muy parcialmente) basado en el juego de la película, se llamó «Gotcha! The Sport!»

La banda sonora es muy notable e incluye temas como el archiconocido «Relax» de «Frankie goes to Hollywood», el «Smalltown Boy» de Bronski Beat o la incombustible «Woldn’t it be Good» de Nik Kershaw. El tema principal de la película se llama «Gotcha!» (cómo no) y fue interpretado por Thereza Bazar

Mis recuerdos/opinión

Siempre que pienso en esta película me viene a la cabeza tres cosas:

  • El videoclub: se llamaba «La escala de cargol», estaba en la calle Joaquín costa y la hija del dueño estaba muy bien (pero muy fuera de mi alcance por edad). Recuerdo que persistentemente le pedía a mis padres ir. Primero, para ver si aquel día estaba ella, y segundo, para que me alquilasen la película de la que hoy os he hablado. Y los motivos por los cuales lo hacía eran:
  • Las pistolas de bolas de pinturas: Me flipaba el juego «Gotcha!», quería jugar fuese como fuese. Incluso recuerdo haber comentado con algún compañero del cole la posibilidad de organizar un partida… la cosa nunca llego a cuajar. Cosa que no hizo que no pudiese seguir disfrutando de la película, y sobre todo de:
  • Linda Fiorentino: Al no poder alcanzar a la hija del «videoclubero» (maravillosa profesión por cierto), me dejaba encandilar por la belleza de la nacida actriz americana de ascendencia italiana. Creo que es una de las mujeres más atractivas que he visto jamás en pantalla. En «¡Te pillé!, Gotcha!» a parte, nos regala 2 segundos de desnudez pectoral, cosa que a día de hoy puede parecer una chorrada como una catedral pero a mí, por aquel entonces, con poco más de 12 años, me alucinaba sobremanera.

vlcsnap-2013-03-14-19h17m48s248

Os he de ser sincero. Revisar la cinta no me ha gustado demasiado. Con esto no quiero decir que haya dejado de ser una de mis películas más importantes, no. Quiero decir que hay algunos detalles de forma y estructura, que vistos desde la distancia de los ojos de un pre-adolescente, lastran a la película demasiado. Por ejemplo, la primera hora tiene escenas y situaciones que se hacen lentas y no aportan demasido, o directamente nada, a la trama. Durante excesivos minutos los protagonistas se besuquean y se hacen fotos sin demasiado interés para la historia. «Oiga, que a los 5 minutos de conocerse estos dos ya habían practicado todas las artes sexuales habidas y por haber, ¿qué me está explicando ahora?» También hay algunos planos mal construidos o directamente mal resueltos, como las apariciones grupales de los malos. ¿Realmente nadie los ve venir a cara descubierta en un parque despejado de árboles? O escenas totalmente deleznables como el mal gag de los visados de salida en Berlín oriental.

Vista ahora me da la sensación de que al montaje le sobran bien bien entre quince y veinte minutos, si se hubiese compactado más la historia y se hubiesen incorporado más planos del juego «Gotcha!» la película hubiese mejorado substancialmente.

No quiero desanimar a nadie que la quiera volver a ver. No es una mala película pero yo intentaré seguir recordándola por la protagonista, las pistolas y la chica del videoclub y obviar este último visionado.

¿La recordáis vosotr@s?

Tomad la medicación…