Hace ya algún tiempo os hablé sobre mi maquinita Popeye Panorama, una verdadera maravilla del entretenimiento ochentero. De hecho toda la producción de mini-consolas «Game&Watch» de Nintendo representaron una revolución hasta la fecha jamás soñada por miles de niños que, gracias a ellas, descubrimos lo divertido que podía ser el ocio digital. Cuando salieron nos dejaron con la boca abierta ya que, mirad que cosa tan aparentemente tonta hoy en día, aglutinaban en un solo aparato electrónico un reloj y un videojuego (solo uno, nada de cartuchos), ¿alucinante verdad?
Hoy os presentaré la última pieza de esta serie que se ha añadido recientemente a mi humilde colección, la Mario Bros. de doble pantalla:
Para los que no la conozcáis os diré que el planteamiento del juego nada tiene que ver con los juegos clásicos de Mario Bros. ya que ni Mario ni Luigi son fontaneros, ni la acción se desarrolla en un mundo plagado de setas y extrañas criaturas. Muy al contrario, todo ocurre en un mundo muy real donde los famosos hermanos trabajan en una planta embotelladora y están bajo la atenta mirada de sus déspotas jefes. Todo un poco más sórdido que el clásico mundo de fantasía de Mario.
Nuestra misión en el juego es controlar a los hermanos italianos y conseguir cargar hasta los topes un camión de carga de palés. Para ello los tendremos que ir subiendo por la cinta transportadora que los irá llenando de botellas y envasando. Finalmente Luigi los colocará en el camión. Los controles son sencillos, para cada uno de los personajes contamos con un botón que simplemente nos permitirá hacerlo subir o bajar de nivel en la cinta transportadora.
A pesar de lo sencillo del planteamiento la dificultad del juego es endiablada. Durante los primeros minutos la cosa es sencilla pero al aumentar el número de palés y la velocidad de la cinta transportadora se hace realmente difícil llevar a cabo nuestra misión. Estas son algunas curiosidades sobre esta consola:
- Al tener los controles a lado y lado Nintendo presentaba esta máquina como la primera que daba opción al juego colaborativo entre dos jugadores al permitir el diseño de la misma que Luigi y Mario fuesen controlados por personas distintas.
- El juego no tiene un final concreto e iremos llenando camiones hasta que se nos caigan tres palés y nuestro jefe nos regañe tres veces. Podemos deducir que a la tercera nos despide de manera fulminante, unilateral y procedente. Desconocemos si Mario y Luigi cobran a posteriori alguna prestación por desempleo.
- Al llegar a los 300 puntos podían pasar dos cosas. Si no hemos recibido ninguna bronca de nuestro jefe (conservamos todas las vidas) la puntuación empezará a valer doble hasta que perdamos un palé. Si ya habíamos perdido alguna vida se hace borrón y cuenta nueva y de nuevo dispondremos de tres posibles pérdidas de palés.
Lo dicho, nos encontramos ante una maravilla del diseño tanto a nivel de construcción, como de jugabilidad, como de durabilidad (la consola fue lanzada al mercado en 1983 y funciona perfectamente).
Aprovecho esta entrada para recomendaros de nuevo la web PICA-PIC donde podréis jugar a muchas de las Game&Watch clásicas a pesar de que esta en concreto no la encontraréis. Y para acabar os dejo un sencillo gameplay en el que podréis ver como Mario y Luigi llenan hasta los topes un camión de palés y acto seguido son despedidos. Fijaos en el detalle del cómo se abre la consola. No se abre como si abriésemos un libro en occidente, sino al revés, es decir, como lo hacen en Japón:
Tomad la medicación…
