Hace unos días tuve la oportunidad de volver a ver la divertida película «No puedes comprar mi amor» a la que Alex hace un tiempo le dedicó un fantástico post del que podéis disfrutar aquí. Hacia la segunda parte del filme hay una escena que discurre en un salón de arcades. Concretamente esta:
En cuanto vi la máquina a la que estaba jugando Kenneth (Courtney Gains) me estuvieron a punto de estallar entre cinco y seis millones de viejunas neuronas. ¡Madre de Dios del amor hermoso! ¡El Enduro Racer! Por algún motivo que desconozco mi perjudicado cerebro había relegado a algún oscuro lugar de mi memoria el recuerdo de este juego. Y no es porque no me gustase, no no, al contrario, «Enduro Racer» fue unos de mis juegos favoritos, tanto en su versión arcade como en su versión para Spectrum. De hecho creo que existen dos juegos que son al mundo del motociclismo lo que «Out Run» es al automovilismo: «Super Hang On» y el que hoy nos ocupa. ¿Las razones? Lo avanzado de sus sistemas de juego y la evolución que supusieron sus controles y mandos para una generación que había visto nacer (y había disfrutado de) las clásicas palancas de control y los botones de disparo, pero que poco a poco, al estarse convirtiendo en la primera remesa de jugadores digitales de la historia, demandaba una evolución en en el ocio electrónico. El volante de «Out Run» vibraba, en «Super Hang On» el control de la motocicleta estaba ligado al movimiento de nuestro cuerpo y en «Enduro Racer» para realizar el «caballito» debíamos tirar del manillar de la moto. Las lipotimias causadas por la visión de tal máquina en tu salón de juegos favorito podían hacer que el suelo del mismo se llenase de cuerpos de granudos adolescentes babeando por la posibilidad de poder introducir una moneda de cinco duros en la ranura de la máquina y poder jugar una partida. De hecho existieron dos ediciones diferentes de la máquina, una de lujo en la que podías sentarte en la reproducción de la moto:
Y a la que más jugué yo, la standard que solo incorporaba el manillar de la moto:
Por otro lado creo que el juego fue bastante innovador y único en su género ya que su planteamiento no se había visto hasta entonces y no se ha prodigado demasiado después. La visión en primera persona de los juegos de motos no era nada nuevo, pero que lo fuese un juego de enduro era algo que nunca se había visto. Poco se ha repetido la fórmula a posteriori y los juegos que han reproducido los movimientos de estas motocicletas de montaña han optado, normalmente, por la visión oblicua o lateral de la acción, supongo que por ser más fácil dar sensación de corporeidad a los obstáculos, piedras y demás avatares del camino. Es por eso que «Enduro Racer» es una gran joya.
El juego consta de cinco niveles donde poco a poco iremos encontrando más obstáculos y nuestra moto irá a más velocidad. No cabe decir que lo que todo deseábamos encontrarnos en los circuitos eran los «bumpers» tierra que, en conjunción de un hábil «caballito», nos permitían realizar saltos espectaculares sobre la pista. Curiosamente en la versión japonesa del juego habían más ítems a sortear como árboles e incluso personas, por alguna razón estos no se incluyeron ni en la versión europea ni en la americana.
El éxito de la máquina hizo que al poco tiempo se realizasen los correspondientes ports a los ordenadores de ocho bits de la época. Cómo no me hice con mi copia para mi Spectrum +2A y evidentemente que jugar con teclas o joystick no tenía la misma magia que hacerlo con el manillar de la arcade pero, a pesar de echar de menos este gran detalle, el juego de Sega reprogramado por Giga Games junto a Focus Creative y distribuido por Activision al precio de 1450 pesetas fue un auténtico hit de ventas. El resultado era espectacular para la época y «Enduro Racer» está considerado como uno de los mejores juegos para Spectrum de la historia.
También hubo las correspondientes versiones para Commodore, Amstrad y Sega Master System. Como curiosidad la versión para esta última, realizada cómo no por la misma Sega, era totalmente diferente en planteamiento al resto ya que la perspectiva era oblicua en detrimento de la primera persona:
Uno de los secretos del éxito del juego creo que fue, como mínimo para la gente de mi edad en ese momento, que su lanzamiento coincidió justo con el momento en el que a muchos de nosotros nos empezó a picar la curiosidad por el mundo del motor. Habíamos explotado al máximo las posibilidades físicas de nuestras BiciCross BH y necesitábamos más potencia entre las piernas de la que unos pedales nos podían proporcionar. Estoy convencido de que la pasión por este tipo de motociclismo se inició en muchos gracias a este juego.
[MODO BATALLITA ON] Tenía dos amigos en la escuela, Xavi y Javier, que me ponían día sí y día también los dientes largos con sus Rieju 50 y su Suzuki Dr. Big que tenían el el pueblo para los fines de semana. Que si ya se hacer el caballito, que si este fin de semana voy en reserva de gasolina, que si le voy a cambiar el tubo de escape a la burra por un kit Yasuni… Total que como buen aladid del movimiento «culo veo culo quiero», me puse manos a la obra con la táctica de acoso y derribo a la moral de mis padres en pos de conseguir mi propia moto de montaña. No hubo nada que hacer. Ni incluso cuando logré ahorrar algo de dinerillo con algún que otro trabajo esporádico en verano y los fines de semana mis progenitores se negaron en redondo a dejarme invertir mi capital en una dos ruedas motorizada. Finalmente mis ahorros fueron a parar a la compra de un Amiga 500 que mira, no me llevaba físicamente a ningún lado, pero me hizo pasar también muy buenos ratos de diversión. [MODO BATALLITA OFF]
Si queréis jugar una partida a la versión para Spectrum aquí os dejo este enlace. Buscado en la pestaña «Jogos» y en el «Sexto Ano» (sí «ano», no me seáis cafres)
¿Recordáis «Enduro Racer»? ¿Jugasteis mucho? Contad, contad…
Tomad la medicación….