Antes de empezar a haceros recordar la historia de la pobre Omayra quiero advertir a todos los posibles lectores y lectoras que este post contiene algunas imágenes y videos que pueden herir sensibilidades. Por tanto dejo a vuestra elección el hecho de acompañarme en este viaje temporal. Avisados quedáis.
Ocurrió hace 27 años (30 ya en 2015) y si tuviese que explicar a alguien más joven que yo o a alguien que no vivió ese momento la historia de Omayra no sabría por donde empezar. Lo que pasó removió y convulsionó de tal manera las consciencias de millones de televidentes que sinceramente creo que después de aquellos hechos nada volvió a ser igual. A pesar de que muchos eramos todavía niños, de repente nos convertimos todos, adultos e infantes, en espectadores maduros. Nunca la muerte, la real no la de las series o películas, se había colado en nuestros comedores de una manera tan cruda, brutal y directa.
Pero vayamos por partes. Corría el año 1985 cuando a mediados de noviembre, concretamente el día 13, el volcán Nevado del Ruiz (departamento de Tolima, Colombia) explotó violentamente y provocó lo que más tarde se conocería como la Tragedia de Armero. Desde septiembre del mismo año el volcán se encontraba en erupción y algunos organismos volcanológicos habían estado advirtiendo al gobierno colombiano sobre cambios en el volcán que presagiaban una inminente explosión, pero éste no creyó oportuno llevar a cabo ninguna evacuación preventiva por dos motivos: no consideraron una amenaza demasiado alta el aviso y vieron poco viable el poder evacuar a toda la población de una zona de difícil acceso.
Pero ese día 13 todo cambió, la explosión fue devastadora y se cebó con virulencia con los pueblos del Armero y Chinchiná provocando la muerte de más de 23.000 de sus habitantes. El Nevado del Ruiz es un volcán coronado por miles y miles de quilos de nieve perpetua que, en primavera, lentamente se deshace y nutre de agua la zona. Pero la explosión repentina y violenta deshizo la nieve convirtiéndola súbitamente en millones y millones de litros de agua que, junto a una mezcla de tierra y azufre, arrasaron con todo a su paso y crearon un infierno de lodo que sepultó y atrapó a miles de personas de manera prácticamente instantánea.
El caos fue total. Todo ocurrió de noche y las autoridades, ejercito y fuerzas de rescate no podían acceder a la zona ya que al intentarlo quedaban irremediablemente atrapados por el lodo.
Desde esa fatídica noche hasta el día 16, de la que hoy hace 27 años (30 ya en 2015), Omayra Sánchez agonizó atrapada en ese lodo. Su agonía fue fotografiada y filmada por cámaras del mundo entero
Omayra era una niña de 13 años que vivía con su familia en Armero y desconozco si destacaba por algo en especial, pero seguro que como mínimo era la típica pre-adolescente preocupada por ir cada día a la escuela, hacer sus deberes y quedar para jugar con sus amigos y amigas. Estoy elucubrando, pero creo que no puedo equivocarme demasiado. La desgracia la encontró aquella noche mientras su madre se encontraba de viaje de negocios en Bogotá. La mala fortuna quiso que sus piernas quedaran atrapadas entre los restos de su casa y el lodo. La muy mala fortuna quiso que sus pies quedasen reposados sobre los cadáveres de sus familiares. Y la desgraciada y cruel muy mala fortuna quiso que aquel fuese el sitio donde iba a morir.
Los expertos y rescatadores que se encontraban por allí dijeron que había dos posibilidades para rescatarla. La primera era la amputación de sus piernas, pero al carecer de equipo médico estéril para llevar a cabo dicha operación, en aquellas condiciones la cirugía hubiese provocado o bien la perdida masiva de sangre o bien una infección de tal calibre que hubiese matado a la pobre niña igualmente. La segunda era la de alargar su agonía hasta conseguir los equipos médicos necesarios mediante el uso de una bomba de achicado que fuese expulsando el lodo a medida que este iba sepultando cada vez más el cuerpo de Omayra. La bomba, según explicaron, estaba demasiado lejos y estaba cumpliendo otras tareas de rescate. La bomba nunca llegó. Así se despedía de su familia:
Durante su agonía le colocaron un neumático bajo los brazos para mantenerla a flote, cada vez había más fango y cada vez le costaba más y más mantener su cabeza fuera de él. Durante la noche algunos periodistas la acompañaron, incluso alguno estuvo abrazado a ella para darle calor y cantarle alguna canción para que se relajase. Al mediodía siguiente Omayra preguntó que qué día era, le respondieron viernes y ella dijo «Ay caramba, hoy era el examen de matemáticas. Voy a perder el año».
Pocas horas después murió.
En aquel momento no puede entender el porqué de su muerte. Recuerdo como le preguntaba a mi madre «Mama, ¿por qué no la sacan? Está casi fuera, solo tienen que estirar un poco». Mi madre me explicó que no, que no podía mover las piernas, que tenía cosas encima que no le dejaban moverlas. Yo aun y así no lo entendí. «Mama, ¿la sacarán verdad? Seguro que lo harán». En la tele las cosas siempre salían bien. Los buenos ganaban a los malos y el príncipe siempre salvaba a la princesa. Omayra no podía ser la mala. ¿Donde diablos estaba el príncipe de Omayra?. No era capaz de procesar todo aquello. O en realidad no quería hacerlo. De una manera muy egoísta me aterraba que si lo que le había pasado a Omayra era real eso quería decir que a mi, a mi hermana, a mis padres o a mis amigos les podía pasar lo mismo. Y eso era el terror, el miedo. La realidad me golpeó, a mí y a todos. Seguro que a muchos de vosotros también.
Lo peor es que sigo sin entender porqué Omayra tuvo que morir.
Tomad la medicación…