Personajes de series de televisión que tenían una hostia bien dada

La televisión es propensa a crear mitos. Todos y cada uno de nosotros seguro que idolatramos a algún actor o actriz por el simple hecho de que protagonizaron una serie que nos cautivó en su momento. Hoy no voy a hablaros de eso sino de todo lo contrario. Hoy voy a hablaros de personajes televisivos que se me hacían odiosos. No el actor o actriz que la interpretaba sino el personaje que realizaban. Las causas de mi odio hacia ellos varían según el personaje así que no todos me caían como el culo por el mismo motivo. Lo curioso es que todos ellos formaban parte de series de éxito así que aunque en algunos casos disfrutaba viendo la serie en la que aparecían había momentos en los que deseaba destrozar la televisión para no verles a ellos en pantalla.

Pues tras esta pequeña introducción en la que ya podéis apreciar que soy un neurótico ha llegado el momento de descubrir que personajes eran merecedores de mi desprecio más absoluto.

Bloosom Russo, de la serie “Blossom”.

Mi tirria hacia esta niña ya empezaba desde bien pronto, concretamente desde los títulos de crédito de la serie. En ella, y mientras sonaba una sintonía que me provocaba arcadas, la chavala se dedicaba a bailar, con poquísima destreza, luciendo los más variados modelitos. Se supone que verla dar pasos de baile tenía que resultar gracioso, pero a mí solo me despertaba antipatía hacia ella.

Poniéndonos ya en materia de la serie os diré que Blossom era la típica niña buena y responsable que pulula por las series americanas. Buena hija, buena hermana, buena amiga, buena en todo. Pero de esa bondad que da rabia, ¿sabéis? Es que a mí tanta bondad me hace sospechar. Es como aquello típico que ves en las noticias de un tío que ha matado a 30 personas y entrevistan a sus vecinos y dicen de él que era muy educado, amable y que siempre saludaba al pasar. Pues yo en Blossom veía eso: una persona demasiado amable para no llevar dentro a una asesina en potencia. No sé, me daba un mal pálpito esta tía.

Pero cuando mi odio hacia ella ya se convirtió en exacerbado fue en un episodio en que Blossom hacía un examen, o un trabajo no recuerdo exactamente, y sacaba un notable y se iba a quejar a la profesora porque creía que era merecedora de un excelente. ¡Será cabrona! Seamos sinceros: todos, absolutamente todos, hemos odiado al típico compañero de colegio y/o instituto que sacaba buenas notas. Los odiábamos porque es de ley odiar a gente así. Eran los típicos que te decían que apenas habían estudiado y luego sacaban un nueve y medio. ¡Eso es de ser mala persona! Pero cuando nuestro asco hacia ellos crecía hasta proporciones infinitas era cuando se iban a quejar al profesor por hacer sacado un notable. ¡O peor! Cuando rompían a llorar un día porque habían sacado un seis. No te daba pena verlo llorar. Deseabas que se ahogara en sus lagrimas, ¿a que sí? Pues es por eso que cuando vi a Blossom quejarse por tener solo un ocho que la declaré persona non grata de por vida.

Otra cosa que me hacia odiarla es que a pesar de ser más fea que pegar a un cachorro la mala pécora siempre acababa saliendo con tíos buenorros. Tanta chiripa en la vida me daba rabia.

Como atenuante decir que Blossom tenía una amiga llamada Six que no estaba mal. Pero vamos, que tampoco estaba tan buena como para conseguir que Blossom me cayera mínimamente bien.

Joey Gladstone, de la serie “Padres forzosos”.

¿Qué puede haber peor que un cómico que no tenga gracia? Pues un cómico que no tenga ni puta gracia. Esto es básicamente lo que era Joey Gladstone, un humorista de lo más deleznable.

En “Padres forzosos” cada personaje adulto estaba bien definido. Danny Tanner era el padre de las niñas, un hombre obsesionado con el orden y la limpieza hasta límites ridículos y que además se agobiaba fácilmente. Jesse era el tío molón y guaperas. Ligón hasta decir basta, fanfarrón y encima músico. ¿Pero Joey? ¿Qué coño era Joey? Joey solo era cómico y encima no tenía la más mínima gracia.

Representa que Joey era buen imitador de voces. No sé cómo era en la versión original, pero en la versión doblada el tío imitaba de puta pena. Luego venía alguno de los chascarrillos que el tío soltaba de tanto en tanto y que hacía que te entrarán ganas de darle con toda la mano abierta hasta que se te cayeran los dedos. Había una en concreto que me hacia escupir bilis. Era cuando el tío soltaba alguna de sus mongadas supuestamente cachondas y entonces decía “Aaaa, ca,ca,ca”. Creo que imitaba a Popeye, pero no lo podría jurar. Os juro que era Joey decir esto y entrarme unas ganas locas de ir a San Francisco a casa de los Tanner y romperle la cara.

Otro momento especialmente infame era cuando le soltaba a las niñas, cuando estas estaban intentando tangarle, la frase “Venga. Cortad el rollo”, mientras ejecutaba movimientos con sus manos como si también lo dijese en el lenguaje de signos. En ese instante Joey me parecía particularmente imbécil.

Sumadle a todo esto que el tío no ligaba ni pagando, al contrario que sus compañeros de casting que no paraban. Joder, si incluso las gemelas Olsen follaban más que él. Y eso que iban al jardín de infancia. Recuerdo un episodio que Danny y Jesse lo apuntaban a una agencia para que le encuentren pareja. El tío tenía una cita y le pide a la chica que se case con él. Así, de buenas a primeras. ¿Es o no es idiota?

Por todos estos motivos creo firmemente que Joey se merece una buena hostia. O dos.

Jennifer Keaton, de la serie “Enredos de familia”.

Con Jennifer Keaton los motivos para ser hostiada son muy diferentes que con los dos anteriores personajes. La causa principal para darle de bofetadas a esta pobre chica es para ver si espabilaba. Es que Jennifer es el personaje con menos carisma visto nunca en una serie de televisión.

Decir de ella que es un ser anodino es quedarse corto. No despertaba el más mínimo interés. Si en un episodio la llega a atropellar un autobús no me hubiese dado ningún tipo de pena. La única lástima que hubiese sentido hubiese sido por no ser yo el que conducía el autobús.

En “Enredos de familia” todos los personajes eran divertidísimos. Todos menos ella. Los señores Keaton, los padres, eran unos ex hippies que veían como sus hijos eran todo lo contrario de lo que ellos habían intentado que fueran. Alex, el hijo mayor, era un chico obsesionado con el dinero. Mallory, la mediana, era una chica con pocas luces a la que solo le interesaban los chicos. ¿Y Jennifer? Pues por lo único que destacaba era por ser la pequeña. Pero tampoco eso le duró mucho porque los Keaton tuvieron un cuarto hijo, Andrew, que también tenía su gracia, pues quería ser como Alex. Así que Jennifer se quedó en tierra de nadie.

Lo peor del caso es que hasta los personajes secundarios, como Skippy, el vecino o Nick, el novio de Mallory, tenían muchísimo más carisma que ella. Bueno es que ella de carisma tenía cero. De verdad, Jennifer es la clase de persona que pasa sin pena ni gloria por la vida.

Además, por si fuera poco, su físico era poco agraciado. No era fea, pero si desagradable de mirar. Recuerdo que tras el rodaje de la serie Tina Yothers, la actriz que interpretaba a Jennifer, protagonizó un telefilm en el que era una chica que quería ser cheerleader de Los Ángeles Lakers. Evidentemente no lo conseguía por falta de talento y por ser más fea que Picio.

Espero que tras leer todo esto si alguna vez os dicen algo del estilo a “Me recuerdas a Jennifer Keaton” os deis cuenta de que estáis desperdiciando vuestra vida y que supliquéis para que alguien os dé una hostia para ver si así os ponéis las pilas.

Familia Martín, de la serie “Médico de familia”.

Lo peor de lo peor. Toda una familia hostiable. Y, cómo no, un caso tan extremo solo podía ser de origen español. Si es que no aprendemos de nuestros errores.

La familia Martín conquistó a lo largo de sus 119 episodios el corazón de muchos españoles. Pero seamos sinceros: los Martín son una gente odiosa. Es que no se salva ni uno.

Nacho Martín, el padre, era un hombre viudo. Y viendo su estampa no me extraña que su mujer se muriera. Es que a ese hombre no había ni por donde cogerlo. Como persona era un mindundi. Como padre un plasta. Y como médico era falso. Sus pacientes le importaban una puta mierda a pesar de que él fingía un gran interés por ellos. Pero a mí ese tío no me engaña. Un buen ejemplo de la clase de ser rastrero que era es que se acababa tirando a su cuñada. ¡Por favor! A ver, que su cuñada estaba buena, pero no deja de ser que era la hermana de tu difunta esposa. Tío, un poco de tacto, ¿no?

Luego estaba Manolo, el abuelo. Un hombre senil que hablaba siempre a voces. Algunos decían que era un ser entrañable. Hombre, las entrañas sí que se las hubiese arrancado de una patada, sí. Pero creo que con lo de entrañable no se referían a eso.

María, la hija mayor, era como Blossom pero más hostiable. Era empollona, responsable, buena hija, no bebía, no fumaba, no hacía nada de nada. Era una adolescente aborrecible. Recuerdo que tenía un amigo, o novio, que se quedaba paralítico y la chavala no paraba de darle la plasta al pobre pavo que solo deseaba recuperar la sensibilidad de cintura para abajo para salir corriendo. Un coñazo de tía, vamos.

Y por último, aunque no menos hostiable, estaba Chechu. Chechu era el típico niño que representa que te tiene que hacer gracia porque es travieso aunque en el fondo tiene buen corazón. Pues no. Sus travesuras eran lamentables y sus supuestos buenos sentimientos eran falsos. Como los de su padre. Era un niño que solo abrir la boca para decir alguna de sus estupideces lograba despertar en mí ansias asesinas. Que niño más repelente, por Dios.

También estaba Anita, la hija pequeña, pero tenía tan poca presencia que no lograba que nadie se fijara en ella. Pero bueno, la hostia se la metía igualmente. Por ser una Martín más que nada.

Y con la familia Martín cerramos nuestra lista de gente hostiable por hoy porque no descartamos ampliarla en un futuro próximo. Ahora llega vuestro turno. Es la hora de que os mojéis y deis vuestra opinión sobre la lista. ¿Incluiríais a alguien más? ¿Salvaríais a alguno de los nombrados? Contad, contad…