Antes de la aparición masiva de internet, del las búsquedas de google y de la wikipedia, los niños lo teníamos muy difícil para tener un acceso inmediato a la información. A pesar de ellos, grandes visionarios de la época se las ingeniaban para hacer que nuestro acceso al conocimiento fuese divertido a la par de didáctico. O al menos esa era su sana intención… Salvatella editó durante muchos años unos cuadernillos de recortables que te permitían montar, con más o menos rapidez en función de tu maña, una infinidad de figuras geométricas con textura de madera. Recuerdo que en cada curso de E.G.B. nos mandaban comprar a mitad de curso uno de esos cuadernos y normalmente se convertían durante unos meses en la tarea casera por excelencia. Nos apresurábamos en masa para ir a la papelería más cercana para comprarlos y seguramente esos días el tendero en cuestión tenía unos incomings extra que seguramente le permitían tener algún que otro capricho… el comercio de proximidad… ¿os suena de algo viejunos?
Pirámides, cubos, dodecaedros, hexaedros, icosaedros, poliedros regulares, irregulares, cóncavos, convexos… e incluso cuenta la leyenda que hay quien logró la expresión máximo de los cuerpos geométricos recortables al lograr montar la mítica esfera.
Personalmente yo era un desastre y, pesar de que cada año me tomaba como un reto personal conseguir montar las figuras que tocasen ese curso, casi nunca lo lograba. Mi desastrosa psicomitricidad fina acabó con mi orgullo manual la mayoría de las veces. Mi padre me ayudó en alguna ocasión y el desastre no fue tan grade esas veces. Al llegar a clase alucinaba con las formas que los otros habían logrado realizar y que para nada se parecían a las mías, que, casi siempre tenían un aspecto parecido a esto:
¿Eráis viejunos más como yo o más como los compañeros a los que admiraba? Tomad la medicación…