En Retro Memories somos muy fans de los timos y la picaresca que estaba presente en nuestro país por ahí los años 80 y 90 como os hemos demostrado en varios artículos. Os hemos hablado de cómo nos intentaron, y a veces lograron, engañar de múltiples maneras, ya sea a través de anuncios, ya sea en el videoclub con sus engañosas carátulas o sospechosos cambios de título o ya sea comprando algún plagio que alguna casa de juguetes vendía como idea propia. Hago este recordatorio a modo de introducción de la historia de hoy en la que os hablaré de un apuesto joven que llegó a nuestro país y que tuvo una breve carrera como actor y cantante gracias a una falsa identidad que él mismo se creó. Pero mejor conozcamos su historia desde el principio.
Michael Lowe, desconozco si este era su nombre real pues a día de hoy esto sigue siendo un misterio, llegó a España en 1990. El chico tenía 19 años y unas ganas enormes de comerse el mundo. En seguida empezó a darse a conocer por la noche madrileña por su parecido a Rob Lowe, actor de gran éxito durante mediados y finales de los ochenta que en aquel momento no estaba pasando su mejor momento a causa de la filtración de un video en el que se le veía manteniendo relaciones sexuales con una menor. Según contó tiempo después el briboncillo de Michael fue un amigo suyo el que aprovechando este parecido empezó a presentarlo como hermano de Rob Lowe. Lo que en principio solo era un truco para ligar en las discotecas no tardó en írseles de las manos.
En la primavera de 1994 las discotecas se le habían quedado pequeñas a Michael Lowe. Su popularidad era tal que todas las fiestas, saraos y desfiles se disputaban su presencia. Por si esto no fuera poco las revistas para adolescentes pusieron sus ojos en él y empezó a ser portada de varias de ellas e incluso regalaban pósters con su imágen. En las entrevistas que daba a publicaciones tan prestigiosas como Súper Pop o Súper Teen el granujilla de Michael se inflaba a contar mentiras como por ejemplo que había sido modelo para Armani, Gian Franco Ferre o Emilio Cavarinni y que había desfilado en Inglaterra, Francia e Italia. Como la gente se tragaba todo lo que contaba, recordad que en aquella época aún no existía internet y que comprobar ciertos datos no era tan fácil como hoy, él tío siguió mintiendo sin cortarse un pelo y se inventó incluso un romance con Estefanía de Mónaco.
Michael se había convertido en la estrella del momento, por lo menos para la prensa. Solo le faltaba que le dieran una pequeña oportunidad para convertirse en la estrella que siempre quiso ser. Y en aquel momento se cruzó en su camino Telecinco, ya aficionada por entonces en intentar convertir en fenómenos televisivos a cualquier personajillo del tres al cuarto. La cadena amiga juntó a nuestro querido embaucador con Paco Rabal Jr., Mónica Pont, María Abradelo, Eva García y Luis Alberto Sánchez (Nota personal: Tengo que investigar que ha sido de este tío) en un apasionante programa llamado “Campeones de la playa” que estoy seguro que todos recordáis con el mismo cariño que yo recuerdo la colonoscopia que me hicieron ayer.
Tras este glorioso programa y un pequeño papel en la película “Todos los hombres sois iguales” Michael tenía su meta a tocar. ¿Y qué hacer cuando solo estás a unos pasos de alcanzar la gloria? Liarte con una famosa. Y como en España famosas disponibles hay muchas el canallita de Michael se fue a en busca y captura de alguna de ellas y de entre todas escogió a la más casposilla: Rocío Carrasco a.k.a. Rociíto, que por aquel entonces tenía tan solo 16 años.
Este supuesto romance ya fue su espaldarazo definitivo. Aunque aún seguía ocupando páginas y más páginas en las revistas para adolescentes, con este noviazgo Michael llegó a las ligas mayores, o sea la prensa del corazón.
En ese momento Michael lo ve claro: es el instante ideal para publicar su primer disco. Se encerró en un estudio de grabación y en nada ya tenía disponible el álbum “Mil besos”, en el que por cierto figuraba en su portada como Michael G. Lowe. Su hit “La playa” se ve que lo petó fuerte en todos los chiringuitos de la costa española.
Michael Lowe lo había logrado. Por fin había alcanzado el éxito tan deseado. Su sueño se había hecho realidad. Pero para su desgracia no tardaría mucho en despertarse de él. Y la culpa de todo la tuvo una actriz española.
La actriz Aitana Sánchez-Gijón decidió emprender la aventura americana en 1995. Le había llegado una propuesta para protagonizar “Un paseo por las nubes” junto a Keanu Reeves y ella no se pudo negar. Se traslado a Hollywood rauda y veloz para ponerse a rodar la citada película a las órdenes de Alfonso Arau. Por casualidades de la vida la actriz española un día estaba siendo maquillada por Sheryl Berkof, mujer de Rob Lowe. Al saber este dato nuestra Aitana le comentó alegremente que conocía a su cuñado Michael. Sheryl le dijo que ella no tenía ningún cuñado llamado así, pues el único hermano de su marido se llama Chad. Cuando esta historia llegó a los oídos de Rob este decidió realizar una amenaza al impostor a través de la revista “Hola”: “De momento, no voy a tomar medida alguna, aunque sí quiero que este asunto termine de una vez” afirmó el actor.
Cuando el engaño de destapó, Michael dio una entrevista a “Hola” para confesarlo todo. Explicó como su amigo empezó a presentarlo como hermano de Rob y como esa mentira acabó convirtiéndose en una bola cada vez más grande y difícil de parar. Tras esta confesión, el tunante de Michael Lowe desapareció para siempre.
Y esta es queridos viejunos la historia de Michael Lowe. Ha llegado el momento en que digáis la vuestra. ¿Conocíais esta historia? ¿Alguno de vosotros tiene el CD de Michael Lowe? ¿Creéis que Michael Lowe tenía que ser muy pervertido por hacérselo con Rocío Carrasco siendo esta menor de edad? Contad, contad…