Es increíble cómo a veces el ver una imagen puede hacer que tu mente vaya de un lado a otro hasta traerte de vuelta un recuerdo que poco o nada tiene que ver con la imagen que lo ha iniciado todo, ¿verdad? Mejor me explico. Veréis, el sábado pasado estaba paseando por mi ciudad cuando vi a un perro que le faltaba una pata. Estuve mirándolo un buen rato porque me hizo gracia ver cómo jugaba con su dueño y la agilidad y gracia que tenía para hacer sus movimientos a pesar de la falta de la extremidad. Este perrito me llevo a recordar a una exnovia que tiene un gato al que le falta un trozo de una de sus patitas. Esta exnovia colabora actualmente con una protectora de animales y una de las últimas veces que la vi me estuvo dando la brasa para que adoptara un perro. Conociéndola, lo más probable que me hubiera pasado de haber aceptado la propuesta es que me hubiera insistido en la idea de hacerme con una mascota de difícil adopción, como por ejemplo un perro al que le faltara una pata como a su gato. En ese punto, y para que veáis lo rápido y delirantemente que trabaja mi mente, me puse a pensar en cuál sería el nombre ideal para un perro al que le faltara una pata. Esa búsqueda la auné con mi pasión por la nostalgia ochentera, lo que me llevó a dar con el nombre idóneo. El perro se llamaría “Manteca”, en recuerdo de “El Cojo Manteca”.
Vale, estoy seguro de que ha sido leer esto y muchos de vosotros, sobre todo los que ya tengáis una edad y aún no tengáis demencia senil, habréis tenido un flash de la hostia. En cambio, los que tengáis memoria de pez o los que seáis asquerosamente jóvenes os habréis quedado con cara de pasmo y de no entender nada. Pues mejor os cuento.
Jon Manteca Cabañes, apodado “El Cojo Manteca” debido a que le faltaba una pierna, era un joven punk que de la forma más casual se convirtió en todo un icono de las manifestaciones. El hecho de estar en el lugar erróneo en el momento equivocado, o de estar en el lugar exacto en el mejor momento, que uno ya no sabe, lo convirtió en alguien tremendamente popular. El 23 de enero de 1987, Manteca se encontraba en Madrid. Por casualidades de la vida se cruzó con una violenta manifestación estudiantil. Según relataría después, el joven se contagio de la violencia del ambiente y se dedicó a destrozar el mobiliario urbano con una de sus muletas. Así fue inmortalizado por unas fotos de la Agencia EFE en las que se le veía rompiendo el letrero de la estación de metro de Banco de España y un reloj-termómetro frente al Banco de España.
La fotografía acaparó las portadas de los periódicos nacionales e incluso internacionales. De hecho, fue portada del Herald Tribune el 17 de febrero de 1987 e incluso fue mencionado en una noticia del The New York Times. Ese suceso convirtió a “El cojo Manteca” en famoso de la noche al día. ¡Qué digo famoso! ¡En un símbolo!
“El Cojo Manteca” despertó el interés de la prensa, que quería saber más de él. Muchas fueron las entrevistas que tuvo que conceder. La más mítica fue la que le realizó Jesús Quintero en su programa “El perro verde”. Allí, Manteca explicó, mientras fumaba algún que otro porro, que la pierna la perdió a los 16 años cuando se encaramó a una torre eléctrica y recibió una fuerte descarga eléctrica que le causó la amputación de la extremidad y varios daños en su cabeza, en la que a partir de entonces luciría una gran cicatriz que le cruzaba de lado a lado. Entre risas, Manteca explicaba que sus amigos le habían visitado en el hospital para explicarle que habían recuperado la pierna y que le habían realizado un entierro. Otro de los momentos célebres de esa entrevista fue cuando Manteca le dijo a Quintero que se estaba orinando y que iba a abandonar el plató para ir a hacer sus necesidades y que luego volvería. ¡Y eso fue lo que hizo!
Con el tiempo “El Cojo Manteca” dejó de suscitar interés y la prensa se fue olvidando de él. Ya no volvió a ocupar espacio en los periódicos o telediarios hasta el 25 de mayo de 1996, cuando se anunció que había fallecido en Orihuela víctima del SIDA. Tenía solo 29 años.
Muchos pensaréis que la historia de “El Cojo Manteca” solo forma parte de los recuerdos de viejos decrépitos como yo. Nada más lejos de la verdad. “El Cojo Manteca”, para bien o para mal, se convirtió en un icono popular y eso lo ha convertido en eterno. Para muestra un ejemplo: fue evocado fugazmente en “Cuéntame”, lo que deja bastante claro la huella que ha dejado en la historia de nuestro país.