Crónica del Festival de Sitges 2017 (III)

Tercera parte de nuestra crónica de lo que ha dado de sí el Festival de Sitges de este año. En esta entrega vamos a dar un rápido repaso, rapidísimo a ser posible, a los títulos que más interés nos despertaron de entre todos los que se proyectaron los últimos días del festival. Así pues vamos al lío.

“The wall”

Tremendo thriller dirigido por Doug Liman (“El caso Bourne”, “Al filo del mañana”) en el que dos soldados americanos se colocan en el punto de mira de un francotirador iraquí en medio de la nada y con la única protección de un minúsculo muro. Esto que parece una poco halagüeña premisa da pie para 88 minutos de pura tensión.

¡Ah! Uno de los soldados está interpretado por John Cena, cosa que para a los aficionados al wrestling como yo ya es un buen aliciente para ver el film.

“Stephanie”

Stephanie es una niña pequeña que vive sola en casa. No sabemos los motivos pero fue abandonada por sus padres. La niña ya se ha acostumbrado a esta situación. Por desgracia para ella el haber sido abandonada no es la mayor de sus preocupaciones sino una misteriosa amenaza que la acosa y a la que parece ser que ella sabe cómo hacerle frente.

Esta niña parece adorable. ¿Solo lo parece?

“Stephanie” tiene un buen arranque y durante su desarrollo sabe cómo mantener la atención del espectador que empieza a formularse la pregunta de si todo es lo que parece o no. Por desgracia el film llega un momento que deja de lado el terror para ofrecer un producto más convencional. Una pena porque para la historia daba para mucho más.

“Happy death day”

A estas alturas todos ya conocéis esta película, pues se estrenó hace unos días, así que solo puedo decir lo que ya sabéis, que es un divertido film que mezcla la premisa de “Atrapado en el tiempo” con el slasher.

¿Qué de que va? Pues de una chica que se ve obligada a revivir el día de su asesinato una vez y otra hasta averiguar quién la mató. La premisa no es original, el film “Salvaje” de 2006 iba de lo mismo, pero está le da unos toques cómicos que le sientan de maravilla.

Divertida y ya.

“Strangled”

Soberbia recreación de unos hechos verídicos que ocurrieron en Hungría. Un asesino en serie está sembrando el terror asesinando a mujeres. Para tranquilizar a la población las autoridades encierran a un hombre inocente en la prisión acusándolo de los crímenes. Un joven detective no ve claro el caso y decide seguir investigando por su cuenta. Lo que no sabe es que no solo tendrá que hacer frente al asesino, que sigue sembrando de cadáveres el país, sino también  a sus superiores que están dispuestos a todo con tal de que la verdad no salga a la luz.

“Strangled”  es una película sobria y altamente recomendable con los que disfrutan con los films basados en hechos reales.

“Psychopaths”

El alma de un asesino que fue ejecutado desciende a la Tierra para poseer a sus seguidores y así llenar el mundo de muerte.

El director de “Carnage park” nos ofrece un menú de violencia, disparos, gente quemada viva y asesinos que no paran de decir “Mother fucker” que no contentará a todos los paladares. A mí, por ejemplo, no me caló.

“The lodgers”

Edward y Rachel son dos hermanos huérfanos que son víctimas de una maldición que se remonta a sus ancestros. Mientras Edward ha aceptado su destino Rachel decide hacerle frente.

Sobre el papel esto suena mejor de lo que realmente es. “The lodgers” es una película bien filmada y que está más cerca del drama, con toques fantásticos, eso sí, que de cualquier otro género. Así que los que esperéis un film de terror más vale que os mantengáis alejados de él. Yo mismo lo esperaba y me aburrí lo suyo. Pero tal vez esto sea más culpa mía que de “The lodgers”.

“The súper”

Phil es un ex policía que empieza a trabajar como encargado de mantenimiento de un edificio de Manhattan. Los vecinos empiezan a desaparecer de forma sospechosa y Phil sospecha que hay un asesino suelto en el bloque.

He aquí una película que tiene un buen arranque, el asesinato que abre el film es muy bueno, y que consigue mantener el tipo durante buena parte de su metraje, en parte gracias a los asesinatos que se van cometiendo. Por desgracia el giro final arruina toda la película. Y cuando digo toda, quiero decir toda, ya que hace que haya cosas que hemos visto durante el film que se conviertan en argumentalmente ilógicas. Es una lástima que por querer sorprender al espectador con un final inesperado acabes tirando por la borda todo el buen trabajo hecho hasta ese momento.

“Boys in the trees”

Estamos aquí ante un buen film que por querer abarcar demasiado acaba saturando un poco al espectador. Estamos en la noche de Halloween de 1997 que también supone el último día de instituto de Corey y sus amigos de la banda de skaters. Durante la noche Corey encuentra a Jonah, un antiguo amigo a la que sus compañeros de banda se la tienen jurada y no paran de acosar. Los dos ex amigos caminarán juntos durante la noche y los recuerdos irán emergiendo.

“Boys in the trees” es como digo un bonito film que habla de muchos temas, tal vez demasiados. La amistad, el buying, el cómo el paso del tiempo nos hace cambiar y nos hace dejar atrás a personas que significaban mucho para nosotros, el despertar de la sexualidad, etc.

Es por querer hablar de todo y por querer dejar una explicación racional a todo lo que cuenta que hace que al final se te haga un poco denso. Pero eso solo es un pequeño hándicap de un film que además de contar todo eso de una bonita forma está repleto de escenas que visualmente son preciosas.

Sin duda, una buena propuesta, otra más, que viene de Australia.

Y dejo para el final lo que para mí ha sido lo peor de lo peor. No solo es que haya sido lo peor de esta edición si no que me atrevo a  aventurar que es lo peor que se ha proyectado en las 50 ediciones del Festival de Sitges y dudo que jamás se proyecte nada peor. Estoy hablando de “Caniba”.

“Caniba” es un documental sobre Issei Sagawa, un japonés que en 1981 fue detenido en París por haber asesinado y devorado a una compañera de universidad. Increíblemente Sagawa pasó poco tiempo preso y ahora vive libre en Japón donde saca réditos de su historia.

Esto es lo que veréis durante la mayor parte de «Caniba».

Esta historia parece interesante, vaya, lo es, pero no creáis que en “Caniba” vayamos a adentrarnos en el suceso. ¡Qué va! Lo que vamos a ver van a ser largos primeros planos de la cara de Sagawa. Y cuando digo largos me refiero a planos de 15 minutos. Pero lo peor es que durante ese tiempo Sagawa apenas habla. Así que tenemos un primer plano fijo de la cara de un tío que no habla. Y por si esto fuera poco la mayor parte del plano está desenfocado. ¡Increíble! A mitad de documental vemos una escena porno, al hermano de Sagawa autolesionándose, y poco más. La mayoría del documental está compuesto por escenas silenciosas y desenfocadas.

Al final ponen una canción en modo karaoke para que el público presente pueda cantar. Demencial.

La proyección de “Caniba” provocó deserciones en masa de gente de la sala. Y no porque lo que se proyectaba fuera duro de ver sino porque era simple y llanamente una tomadura de pelo. Aunque algunos lo llamarán arte incomprendido.

Y con “Caniba” cerramos nuestra crónica de Sitges 2017. Ya solo queda esperar a que llegue la edición de 2018.

Empieza la cuenta atrás.