Crónica del Festival de Sitges 2021 (III)

Tercera entrega de la crónica de Sitges 2021 escrita en pleno síndrome de abstinencia festivalero. Hoy hablaremos de dos películas de terror que dejaron sensaciones diferentes.

“Son”

Película de terror sobrenatural irlandesa dirigida por Ivan Kavanagh, en la que es su tercer trabajo tras la destacable “El Canal” (2014) y “Tierra de Violencia” (2019).

Una historia tensa y oscura sobre una madre que quiere proteger a su hijo a toda costa de lo que parece ser una secta satánica que va tras él. El guion, también obra de Kavanagh, sigue los pasos de otras películas de temática similar, pero consigue absorberte cumpliendo las expectativas.

La película comienza cuando Laura huye de una siniestra secta estando embarazada. Después de ocho años vive en otro lugar tranquilamente con su hijo cuando una noche un grupo de individuos irrumpe en su casa. La policía no encuentra ninguna evidencia, pero su hijo David se enferma gravemente poco después y comienza a tener graves erupciones en la piel. Siguiendo sus instintos maternos para salvarlo, Laura comete actos indescriptibles para mantenerlo con vida, pero pronto debe decidir hasta dónde está dispuesta a llegar para salvar a su hijo.

La pregunta que fácilmente te planteas es si la madre tiene algún tipo de enfermedad mental y todo lo que está ocurriendo es producto de su imaginación, una interesante postura que consigue ofrecer mucho interés para averiguar la verdad.

Con “Son”, Kavanagh ha dado en el clavo como director y guionista, porque tenemos atmosferas, tenemos ideas y sobre todo, tenemos una historia que avanza implacable. La sensación de que la amenaza está en camino, algo que cada vez valoro más en el cine de terror, empieza con ese prologo tan sórdido como misterioso y continua durante todo el metraje al jugar con un elemento realidad/paranoia que va creciendo minuto a minuto. A todo esto, se ha de añadir que Andi Matichak, que interpreta a la madre, y Luke David Blumm, que a su vez interpreta al hijo, están excepcionales en sus trabajos actorales.

No solo voy a recomendar el visionado de “Son” sino que además os voy a aconsejar que no le perdáis la pista a Ivan Kavanagh. Yo ya estoy esperando con ganas su siguiente trabajo.

“El Páramo”

David Casademunt debuta en el terreno de los largometrajes con este relato tenebroso lleno de suspense y que muestra un terror real que hace que la historia gane muchos enteros.

La película se ambienta en un tiempo pasado. Una familia que vive aislada lejos de la civilización. La fotografía es muy buena jugando muy bien el espacio y las velas. Da justo la claustrofobia que quiere trasmitir. La película empieza de forma prometedora, pero llega un momento que no sabe qué es lo que quiere contar exactamente y eso la acaba condenando. Es como si Casademunt quisiera explicar tantas cosas que al final no desarrolla ninguna de sus ideas y llega al clímax final sin fuelle. Una verdadera pena.

 

Pero no todo es negativo. Como digo, “El Páramo” tiene un arranque muy interesante, su historia, aunque finalmente insatisfactoria, tiene puntos originales y su escueto reparto está más que correcto. Inma Cuesta vuelve a demostrar que es una de nuestras mejores actrices componiendo excelentemente su papel de madre sufrida. Por su parte, el niño Asier Flores se demuestra como toda una revelación, cumpliendo de forma convincente con su papel.

En resumen, a pesar de que “El Páramo” no es todo lo redonda que debería ser, sí que deja los suficientes detalles de interés como para valorar positivamente la puesta de largo de David Casademunt. Esperemos, y de verdad que lo deseo, que su siguiente trabajo sea el de su consolidación.

Y hasta aquí la tercera entrega de la crónica de Sitges 2021. En la próxima cuarte parte analizaré dos películas más de las que pude disfrutar durante el certamen.