Crónica del Festival de Sitges 2020 (V)

Quinta entrega de la crónica de Sitges 2020 que nos llevará a Gran Bretaña a ver una caza de brujas, luego a conocer vampiros húngaros y acabaremos con un slasher americano.

“The Reckoning”

Neil Marshall dividió la opinión del público de Sitges. Una parte opina que su última película es bastante fallida mientras que la otra parte, en la que yo me incluyo, cree que estamos ante una película que, pese a algún defecto, que lo tiene, raya a gran altura.

Lo que nos cuenta el realizador británico es el injusto juicio por brujería a la que es sometida una mujer que es acusada por el hacendado de las tierras en las que vive por negarse a acostarse con él. La mujer es sometida a todo tipo de torturas, nada explicitas, y vejaciones para que confiese lo que no es realmente. Esta parte es probablemente la más floja de “The reckoning”, que no mala, pero su nivel está lejos de el de una gran película. Le falta fuerza y, sobre todo, más mala leche. Pero es entretenido, lo que ya está bien.

Donde brilla “The Reckoning” es en su maravilloso prólogo y en su enorme final. Allí, Marshall brinda imágenes de gran potencia que vienen acompañadas de una banda sonora realmente brillante. Si su mitad hubiese estado al mismo nivel que el arranque y la conclusión estaríamos hablando de una obra maestra o casi. Al final la cosa se queda en un producto notable.

Mención especial a Charlotte Kirk, que realiza una buena interpretación como la mujer acusada injustamente de brujería. Aunque a veces parece que se esfuerce más en salir bella, como en las escenas de las torturas, que en actuar.

“Comrade Drakulich”

Parece que Hungría vino a Sitges con ganas de sorprender. Si “Post Mortem” se reveló como una de las mejores películas de terror europeas de los últimos años, “Comrade Drakulich” nos ofreció una divertida y entretenidísima comedia sobre vampirismo durante los años del régimen comunista.

“Comrade Drakulich” sorprendentemente no apuesta por el terror y prefiere meter su historia vampírica dentro de una trama cómica de espionaje. No se puede negar que la película es muy graciosa, le comentaba a un amigo que me parece genial como saben reírse del comunismo todos aquellos que vivieron bajo una dictadura comunista, y además sabe incluir una historia de amor que no cae en el romanticismo barato. No me tiembla el pulso al afirmar que “Comrade Drakulich” supera con creces el envite de mezclar tantos géneros. Es, a mi parecer, una película perfecta. Su escena final me pareció un cierre soberbio a la par que realmente bello. Lo dicho: una película redonda.

“Initiation”

Y termino con una pequeña decepción. Como amante del slasher tenía mucha fe en que “Initiation” me haría pasar un gran rato. La película no aburre, eso es verdad, pero está lejos de ser un título a recordar.

John Berardo, su director, decía que se inspiró en los clásicos noventeros del slasher para crear “Initiation”. Es fácil apreciar que los títulos que tomó como inspiración estaban a su vez inspirados por los grandes títulos de los ochenta. Aquí la cosa va de un asesino que decide matar a unos estudiantes. Su motivación tal vez venga por algo que sucedió en el pasado.

Hay que decir que en la parte positiva de la película está el hecho que su asesino vaya con un taladro y se dedique a clavar a sus víctimas en puertas y/o paredes. En la parte negativa está su nefasta conclusión. Mala, ilógica y muy precipitada. El efecto sorpresa que quiere otorgarle hace chirriar y mucho al desenlace. Además, ese intento de dejar una puerta abierta para una secuela está demasiado metido con calzador.

En resumen, los amantes del slasher aún se lo pueden pasar mínimamente bien con “Initiation”. El resto lo dudo mucho.

Hasta aquí la quinta entrega de la crónica de Sitges 2020. En la sexta y última haré un repaso de todos lo retro proyectado en el festival.