El pasado 4 de octubre comenzó la 51ª edición del Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña y como venimos haciendo los últimos años, nos desplazamos hasta la localidad de Sitges para gozar de buen cine y compartir nuestras vivencias con vosotros.
La presente edición estaba dedicada a “2001: Una odisea del espacio”, que cumplía 50 años, pero también aprovechaba para rendir homenaje a “La noche de los muertos vivientes”, que también estaba de 50ª aniversario, y a “La noche de Halloween”, que celebraba su 40ª cumpleaños.
La película de Stanley Kubrick gozó de una proyección de una copia restaurada en 4K y que sirvió de gala de cierre para el festival. Pero “2001: Una odisea del espacio” no fue el único título que pudo disfrutar de una proyección de una copia en 4K. “Nueva York bajo el terror de los zombis” de Lucio Fulci y “Maniac” de William Lustig también tuvieron ese honor. Por lo que respecta a “La noche de los muertos vivientes”, el homenaje fue un poquito más austero, pues solo tuvo una proyección en la sección Brigadoon.
Pero si un homenaje fue por todo lo alto, sin desmerecer a los anteriores, fue el de “La noche de Halloween”. Sirvió también la celebración de su 40ª aniversario para rendir también pleitesía al slasher, ya que como todos sabéis se cita a la obra de John Carpenter como la iniciadora del genero. Así pues, además de la proyección de la película que inició las andanzas de Michael Myers se unió la de otros títulos claves del genero como “Viernes 13”, “La quema”, “Noche de paz, noche de muerte” o “El asesino de Rosemary”. También se realizó una exposición de carteles de películas slasher, que si bien destacaba por su calidad, no lo hacía por su cantidad. Pero ya se sabe que lo bueno, si breve…
Y ahora es cuando llegamos al plato fuerte del homenaje. El día 12 de octubre pudimos disfrutar del estreno en nuestro país de “La noche de Halloween”, la novena entrega de la saga iniciada en 1978 y undécimo título de la franquicia contando el remake y su secuela de Rob Zombie. Y una vez visto solo podemos deciros que le decepción fue mayúscula. La película no está, ni de lejos, a las alturas de las expectativas. Y no nos engañemos, estas tampoco eran muy altas. El mayor problema del film de David Gordon Grenn es que ofrece lo mínimo indispensable. Va a cumplir el expediente. Como sabiendo que la guerra, de la taquilla se entiende, ya está ganada de antemano, cosa que se ha logrado con su campaña publicitaria y con una Jamie Lee Curtis que se ha esforzado y mucho en promocionar la película. Conociendo esto el director decidió que no valía la pena correr riesgos innecesarios y nos ofrece una entrega reiterativa. Y no es que la reiteración sea el mayor problema de esta secuela, la mayoría de secuelas lo son y no por eso son malas, sino la desidia. Por una parte la película no deja de ser una mala copia de “Halloween H20”. Si en aquella obviaban todo lo que había pasado en la saga desde la segunda entrega, en esta lo hacen partiendo desde la original. A partir de aquí es lo mismo. Laurie Strode vive con el miedo de volver a encontrarse con Michael Myers y revivir la fatídica noche de Halloween de 1978. Las diferencias, además de que en una solo llevaba temiendo el reencuentro veinte años y en esta de ahora cuarenta, es que en “H20” teníamos a una Laurie temerosa y en esta en cambio a una que, al igual que Sarah Connor en “Terminator 2”, lleva años preparándose para el reencuentro.
Otro de los puntos negativos son los asesinatos de Michael Myers. No hay nada de tensión en ninguno de ellos, de hecho el mejor susto, por no decir el único, de la película ya lo habíamos podido ver en el tráiler, y algunas de sus víctimas perecen a manos del asesino a los segundos de ser mostrados por primera vez en pantalla haciendo así que sea imposible generar ningún tipo de empatía hacia ellos. Otro mal de la película es su ritmo. Si bien nunca llega a aburrir tampoco faltaremos a la verdad al decir que no estamos precisamente ante un carrusel de emociones. La película se dirige hacia su clímax final, el cual sabemos casi al empezar donde, cuando y con quien acontecerá, con el piloto automático puesto. Por el medio hay que decir que se intenta sorprender al espectador con uno de los giros argumentales más absurdos vistos en años. ¿El final? Pues los mismos fallos ya citados. Cero tensión y, lo peor de todo, cero emotividad. Pierde por goleada en comparación con el final de “H20”. Y es que en aquella nos daban por lo menos un cierto momento de conexión entre Laurie y Michael, recordemos que por aquel entonces aún se respetaba que eran hermanos, haciendo que ambos rozaran los dedos de sus manos antes que Laurie decapitase al asesino. Tampoco es que salga bien comparándolo con el final de “Sanguinario”. Bueno, de hecho es que no sale bien parado aunque no lo comparemos con ningún enfrentamiento ya visto entre Laurie y Michael. Es un mal clímax final y ya. Antes de que me olvide, mención especial al primer encuentro entre Laurie y Michael en el film. Merece ganar el premio a la escena más anticlimática de la historia. Lo dicho, una secuela decepcionante. Tal vez, tras una futura revisión de “La noche de Halloween” suba mi valoración, pero ahora mismo no dejaría muchas entregas por debajo suyo en un ranking de la saga.
Pero esto no fue todo respecto a “La noche de Halloween”. La edición de este año del festival tuvo como gran colofón la actuación de John Carpenter, que nos deleitó con un concierto en los que interpreto los temas centrales de las BSO de sus películas. Así, además del tema de “La noche de Halloween”, pudimos disfrutar de los de otras de sus películas como “Asalto a la comisaría del distrito 13”, “La cosa”, “Starman” o “Están vivos”. Carpenter también interpretó alguna de las canciones de su álbum “Lost themes”.
Y seguimos con las decepciones del festival. Ahora llega el turno de “Superlópez”. Vayamos directo al grano. Estamos ante una comedia de superhéroes bastante mala. Ahora bien, si la analizamos como la adaptación de una de nuestros tebeos más famosos, es un completo desastre. Y es que si bien toma cosas del tebeo no tarda en alejarse rápidamente de él. Eso es lo malo. Nadie pide que se adapte fielmente ninguna de las aventuras, pero sí que sean fieles a los personajes. Pues olvidaos de eso porque aquí no vais a ver a Superlópez sino a un Superman español cutre. Y no solo eso, no veréis nada del pasotismo de Juan, ni a la Luisa Lanas agresiva y altiva que tanto nos gusta, ni al Jaime González chivato, ni nada de nada. Aquí solo veremos a Dani Rovira haciendo a Dani Rovira, aunque para variar ahora con superpoderes, y a Julián López interpretando a Julián López. Vamos, lo de siempre. Que oye, son graciosos, eso no la vamos a negar, pero no es esto lo que la película requería. Añadidle a esto una relación entre Juan y Luisa del estilo “tensión sexual no resuelta” que podría servir perfectamente para una nueva entrega de “Ocho apellidos de donde sean”. Este es el gran problema de “Superlópez”: su falta de personalidad. Partiendo de un material de base tan bueno es increíble que se limiten a realizar la enésima comedia nacional clónica. La mayoría de sus gags podrían pertenecer perfectamente a cualquier comedia española de los últimos 5 años. No voy a analizar en profundidad las lagunas de su guión, solo comentar una de sus incoherencias. En una escena, un tío le da un puñetazo a Superlópez y no solo no se hace daño sino que además logra girarle la cara. Acto seguido, otro le golpea con una espada que se rompe en añicos con el impacto. Que me lo expliquen.
Para terminar dejadme comentar dos gags. El gag del problema que tiene López para quitarse la ropa y dejar al descubierto su traje. Es flojo, pero el hecho de repetirlo varias veces lo transforma en lamentable. Y por último, la escena en la que Superlópez aprende a volar parece más un descarte, no lo voy a llamar plagio aunque podría, del primer episodio de “El gran héroe americano” que otra cosa.
En resumen, que es una lástima. Se han hecho un lío y no sabían si ofrecer una película de superhéroes con toques de comedia rollo Marvel o una comedia romántica sobre un tío que tiene superpoderes. Al final han acabado dando bandazos de un lado a otro y el resultado no funciona. Afortunadamente para ellos y para el cine español la cosa apunta a que va a funcionar en taquilla. Estando Mediaset detrás, no me extraña. Cosas peores han conseguido que fueran un éxito.
Y para acabar esta primera parte de la crónica del Festival de Sitges 2018 hablaremos de un remake. Si tú le preguntas a cualquier fanático del cine de acción sobre qué opina acerca de la idea de realizar una nueva versión de “A better tomorrow” de John Woo te va a contestar con toda seguridad que es una pésima idea. Una vez visto el remake realizado por Ding Sheng os podemos asegurar que estos malos augurios han acertado de lleno. No es que “A better tomorrow 2018” sea una mala película, que no me lo parece, pero al querer ser tan fiel al original, apenas ofrece un cambio decorado pasando la acción de Busan a una ciudad portuaria, acaba haciéndose repetitiva e innecesaria. Por no decir que además hace que la comparación sea más fácil y en ella sale perdiendo y por mucho, ya que tanto estéticamente, como visualmente esta a años luz del original. Pero donde realmente se nota la diferencia es en las escenas de acción. Tampoco hace falta compararlas para que “A better tomorrow 2018” salga mal parada. Las escenas de acción de la película no tienen tensión, no tienen nervio y abusan soberanamente de la cámara lenta. Tengo una teoría que dice que los directores incapaces de rodar bien una escena de acción lo que hacen es usar la cámara lenta para tapar sus carencias, cuando realmente lo que hacen es aumentarlas y sacar a la luz sus vergüenzas.
En resumidas cuentas, si desconoces la película de Woo, es probable que “A better tomorrow 2018” no te disguste. Pero vamos, antes que ponerte a ver esta, mira la versión original que es puro arte. No seas estúpido.
Y hasta aquí la primera parte de nuestra crónica. En la segunda parte seguiremos hablando de todo lo relacionado con lo retro que se pudo ver en esta edición del Festival de Sitges. Sí, tranquilos. Tocará hablar, y tal vez rajar, de “Suspiria”.