Crónica de la 5ª edición de Sant Cugat Fantàstic

Del 2 al 5 de mayo se ha celebrado la 5ª edición de Sant Cugat Fantàstic, el festival internacional de cine fantástico y de terror que desde 2015 viene celebrándose en la pequeña localidad de Sant Cugat, cerca de Barcelona. Este año el certamen tenía como leitmotiv el cuarenta aniversario de “Alien, el octavo pasajero” a la que se le rendía homenaje programando una serie de títulos relacionados con la temática alienígena. Esta fue suficiente excusa para que cogiéramos nuestros bártulos y nos desplazáramos hasta allí para disfrutar de cuatro días de buen cine.

Lo primero que hay que resaltar es la interesante programación del festival, la mitad de las películas proyectadas estaban inéditas en nuestro país, que estaba dividida en dos categorías: “Mal rollo fantástico”, que abarcaba títulos de terror, y “Fantástico en familia”, con películas de ciencia ficción para toda clase de público. Además de esto también pudimos disfrutar de diferentes actividades, tales como conferencias de cine, exposiciones, una zombie walk y presentaciones de libros. Pero si por algo más que por los títulos proyectados destaca el festival es por incluir también un cortometraje en cada pase, dando así al público la oportunidad de descubrir a los nuevos talentos y a estos de darse a conocer.

Pasemos a hablar de las películas que se pudieron ver. Sant Cugat Fantàstic dio el pistoletazo de salida con la proyección del cortometraje “Vaca”, sobre una chica que trabaja en un matadero y decide salvarle la vida a una de las vacas, y con el largometraje australiano “Nazi Undead”.

Esta película supone el debut del realizador Steven Spiel. En ella vemos a dos jóvenes que estando de vacaciones en Alemania sufren un percance con su coche, quedándose a su suerte en medio de la nada. La cosa va a peor cuando descubren una casa y se meten en ella sin saber que allí antes habitó un miembro de las SS y su familia. Pronto serán acosados por entes diabólicos.

Puede parecer una trama ya vista con anterioridad, pero Spiel se esfuerza en ofrecer algo diferente y lo consigue, pues intenta mezclar el relato de terror con la ciencia ficción. Así, además de sufrir con las apariciones fantasmales, los protagonistas tendrán que hacer frente a las paradojas temporales, ya que descubrirán, aunque nosotros antes que ellos, que viven en un continuo bucle. La película también va servida de sangre, regalándonos una escena bastante impactante en la que vemos a uno de los personajes convertido en una esvástica humana.

Desgraciadamente “Nazi undead” no es redonda del todo. La película se pierde al final al querer ofrecer demasiados giros. Una pena, y es que el director intenta sorprender a toda costa, pero mejor pecar por ambición que por miedo. En líneas generales Spiel nos ofrece una ópera prima digna de aplauso.

Eso fue la sesión inaugural. Al día siguiente tocaba deleitarse con los cinco títulos englobados en el ciclo llamado “Mal rollo fantástico”.

La cosa empezó con “The cleaning lady”, que ha sido de lo mejor proyectado durante el certamen. Alice es una atractiva mujer adicta al amor que mantiene una relación con un hombre casado. Harta de ser “la otra” decide romper todo contacto con su amante. Para distraerse inicia una amistad con Shelly, su mujer de la limpieza, una chica que tiene un terrorífico rostro debido a unas quemaduras que sufrió en el pasado. El problema es que esas no son las únicas heridas que tiene y Shelly acaba revelándose como alguien a quien temer.

Parece de entrada que estamos ante el enésimo título sobre alguien que acosa a otra persona. Nada más lejos de la realidad. Sí que Shelly acaba desarrollando una obsesión por Alice, pero de una forma nunca vista antes. Porque sí, todos sabemos hacia donde irá la historia y que acabará pasando, pero su director nos ofrece algo nuevo pillando por sorpresa al público por el cuándo y el cómo sucede todo.

Es digno de mención el personaje de Shelly. No podemos evitar cogerle cariño. Es una persona solitaria debido a que la gente la rechaza por su rostro. Eso y su terrible pasado, que durante la película vamos descubriendo, hace que empaticemos con ella. Pero todo eso cambia cuando descubrimos su verdadera personalidad. Entonces pasa de enternecernos a aterrarnos. Sin duda alguna gran parte del mérito de esto reside en la actriz Rachel Alig, que es la encargada de dar vida a Shelly. Es increíble los diferentes registros vocales y corporales que le da a Shelly dependiendo de la situación. De una voz suave y un posado tímido cuando está con Alice pasa a una voz dura y una expresión corporal autoritaria cuando descubrimos cierto secreto suyo. Merecido aplauso también para Alexis Kendra que nos ofrece una gran interpretación como Alice, una mujer víctima de su incapacidad para estar sola.

“The cleaning lady” no escatima en momentos no aptos para todas las sensibilidades. Ya la escena de apertura en la que Shelly prepara un batido de ratas para alguien misterioso ya nos avisa de por dónde irán los tiros. Pero hay un momento que de buen seguro quedará grabado en el subconsciente de más de uno.

Por su parte “Ruin me” nos presenta un homenaje al slasher que desafortunadamente se queda en tierra de nadie.

Alexandra acepta la proposición de su novio de participar en un juego llamado “Slasher Sleepout”, una mezcla de yincana y escape room que se celebra en un bosque y que imita la estructura de las películas de ese subgénero del terror. Desgraciadamente para Alexandra y el resto de participantes el juego se convertirá en real.

“Ruin me” parte de una atractiva premisa, pero no acaba de explotar todo su potencial. Su mayor error es que siendo un homenaje al slasher hay una alarmante falta de sangre. Y no solo eso, la mayor parte de los asesinatos ocurren fuera de plano. A pesar de eso la película entretiene gracias al buen ritmo que le imprime Preston DeFrancis, su director. Pero hacia su mitad la película da un giro argumental, a mi entender terrible y desafortunado, y a partir de ahí se pierde. Este giro busca sorprender al espectador y lo que consigue es sacarlo de la película. Al final, y siguiendo en la búsqueda de sorprender, la película ofrece un par de giros más que acaba perjudicando el resultado final en lugar de beneficiarlo. “Ruin me” acaba consiguiendo un aprobado raspado y es una pena porque podría haberlo hecho con nota.

“The night sitter” fue la gran decepción del día. Amber es una joven se hace pasar por canguro en una web para poder robar en las casas a las que va. La noche que le toca cuidar al hijo de un experto en efectos paranormales, una especie de Iker Jímenez de saldo, acabará sumergida en una espiral de terror al ser invocadas por error tres malvadas brujas.

Con esta premisa uno se imagina una película repleta de sustos y tensión. Nada de eso ocurre en “The night sitter”. La película es no parar de gente yendo de un lado a otro de la casa sin hacer nada, de conversaciones que no aportan nada y momentos supuestamente cómicos que, salvo en contadas ocasiones, no hacen la más mínima gracia. Lo peor es su clímax final que se hace increíblemente largo y soporífero. Sumadle a esto lo corta que va la película de sangre y entenderéis que su escaso metraje, no llega a los 90 minutos, se hagan eternos.

“The night sitter” está formada por una amalgama de ideas de otras películas. Desde la premisa del ladrón que entra a robar en una casa y acaba sumergido en el terror al ser víctima de una acoso terrorífico, como en “The collector” o “Intruders”, pasando por la canguro que no es quién dice ser, como en “Emilie” o “The babysitter”. Añadid a eso que las tres brujas invocadas son conocidas como Las Tres Madres, supongo que queriendo rendir un homenaje a Dario Argento. Pero esta mezcla no funciona en ningún momento, ofreciendo un producto tedioso.

Para finalizar el ciclo se proyectaron “Ghostland” y “One cut of the dead”, un par de títulos que ya pudimos ver en la pasada edición del Festival de Sitges.

Hasta aquí la primera parte de la crónica de esta edición de Sant Cugat Fantàstic. Próximamente os ofreceré la segunda y última entrega.