Hay cosas en esta vida que sorprenden por su ausencia. Y es que si lo pensamos friamente, desde el punto de vista más comercial, parece increíble que hayan tenido que pasar 27 años hasta que a alguien se le haya encendido la lucecita de sacar al mercado una colección de figuras coleccionables de la serie Campeones («Capitán Tsubasa» en el original y «Oliver y Benji» en el muchas veces ajado imaginario popular).
Os seré sincero, en cuanto llegó a mis oídos la noticia de que se iba a comercializar esta colección saltaron todas mis alarmas. Como sabrán los más fieles lectores de este blog, y a pesar de que éste se nutre de la nostalgia, nunca nos dejamos encandilar por cualquier cosa que se ponga a la venta cual urracas ante algo que brilla. De hecho, muchas veces hemos criticado cosas que no nos han gustado o que directamente nos han parecido una estafa mayúscula, y a la vez otras tantas veces hemos analizado y elogiado cosas que nos han encantado.
Altaya se puso en contacto con nosotros y nos ha ofrecido un pack de entregas para poder tenerlas y analizarlas. No voy a dar muchas más vueltas y por una vez voy a ser directo: esta colección me parece una pasada. Pero dejadme ahora que matice y amplíe esta afirmación, empecemos por lo mejor de la colección: las figuras.
Los tres primeros números (los que tenemos aquí) empiezan con la artillería pesada. Oliver Aton, Benji Price y Mark Lenders, tres de los personajes que más se recuerdan. Oliver Aton de hecho es en el manga y anime orignal Tsubara Özora, el protagonista principal y quien da nombre a la serie. La calidad de tanto los materiales como los acabados nos ha parecido excepcionales. Son figuras de PVC pintadas a mano, cada una de ellas presentada en una caja individual (algo muy atractivo para los coleccionistas más puristas) y tienen una particularidad que me ha encantado: su altura es proporcional a la altura que tenía cada personaje en la serie.
Una colección «cutre» hubiese hecho todas las figuras iguales y seguramente hubiese sido más barata y fácil de fabricar. Tener a los personajes proporcionados le da un punto de calidad al conjunto. Todas las figuras tienen un rango de entre 11 y 14cm de altura y en la base tienen una pegatina con el nombre de los personajes en los diversos idiomas a los que se dobló. Aquí si que quiero destacar un pequeño punto negativo: por desgracia no se han incluido los nombres originales en japonés.
Otra cosa a remarcar sobre las figuras es la calidad del PVC. Si tenéis hijos con miles de juguetes, sois coleccionistas de algún tipo de figura, de amiibos… sabréis que hay mil calidades de PVC’s. Hay figuras/juguetes que son «fríos» al tenerlos entre las manos, que transmiten sensación de que con solo mirarlo se va a romper y de que por dentro son huecos para abaratar costes. En este caso no. Las figuras tienen su buen peso específico y son agradables al tacto. Eso también viene dado por la buena calidad de las pinturas utilizadas. Pinturas que han sido estampadas a mano sobre las figuras y que tienen un acabado y un nivel de detalles excepcional como podéis ver en las fotos que acompañan este texto.
Y dicho ya lo mucho que me han gustado el objeto principal de esta colección vayamos por lo que no me ha gustado tanto: los fascículos. Dejadme que me explique. Están bien maquetados, el papel es de calidad e incluyen imágenes bastante guapas. El contenido de cada uno esta dedicado al personaje que acompaña la entrega y hay datos de todo tipo: su biografía, sus características como jugador…Lo malo es que son solo dos hojas útiles por entrega (4 caras) y sí, lo sé, seguramente con la colección acabarán ofreciendo unas tapas para encuadernarlos todo, pero yo hubiese preferido que la colección se centrase en las figuras y ofrecer un único tomo ya bien encuadernado que hiciese ya las veces de gran libro sobre la serie. A parte el menda lerenda que os habla es un puto desastre, y me imagino el drama intentado encontrar todos los fascículos para encuadernarlos al llegarme la entrega 80. Quizá es algo que la editorial quizá se quiera replantear de cara a posibles reediciones o de cara a un futuro de vender el libro como algo complementario o separado de la colección, ahí queda mi sugerencia.
Para terminar deciros que si erais de aquellos que esperabais con ansia que llegasen las 20:30 en la pantalla amiga allí por el año 90, de aquellos que alucinabais con la catapulta infernal, de aquellos que os identificabais con Bruce Harper por ser unos cojos con el balón en los pies, de aquellos que la identidad sexual de Tom Baker os generaba más que una duda razonable o si directamente vuestro ídolo fue siempre Julian Ross, no podéis dejar de dar una oportunidad a esta colección, no os arrepentiréis. Por cierto, la colección a publica Planeta de Agostini – Altaya y en este enlace encontraréis muchísima más información sobre la colección.
Tomad la medicación…