“Alien: La historia ilustrada”, un cómic sobre cierto octavo pasajero

Vaya por delante una confesión: no soy nada fan de las adaptaciones al cómic de películas. Siempre he opinado que se pierde mucho con la traslación a las viñetas de lo que se ve en pantalla. Sí que soy fan de que alguna editorial se haga con los derechos de licencias cinematográficas y que creen nuevas aventuras en cómic, pero los cómics basados en películas siempre me han echado para atrás. Cuento esto para que tras leer esta reseña sobre “Alien: La historia ilustrada” valoréis en su medida los halagos que le dedico.

Hagamos un poco de historia: En 1979 llegaba a los cines “Alien, el octavo pasajero” de Ridley Scott que además de constituir un éxito de taquilla no tardó en formar parte de la lista de obras maestras del cine de terror. En esa época no era muy común que las películas tuvieran su adaptación al cómic pero el film de Scott la disfruto de la mano de la revista Heavy Metal. Esa adaptación llegó a España gracias a Bruguera, con todo lo malo que eso conllevaba, y en 2012, y coincidiendo con el estreno de “Prometheus”, la gente de Diábolo Ediciones realizó una reedición realizada a partir de las planchas originales del autor para su remasterización. Ahora este álbum vuelve a estar a la venta en tiendas de cómics y librerías.

“Alien: La historia ilustrada”, es obra de Archie Goodwin y Walter Simonson, de sobras conocidos para los amantes del cómic, y según el gran Frank Miller “quizá sea la mejor adaptación de película se ha hecho al cómic. Es una novela gráfica excepcional” y razones para decir esto las hay.

La reproducción de las escenas de «Alien, el octavo pasajero» son exactas.

El mayor problema del cómic es condensar 117 minutos de película en apenas 66 páginas. Eso quiere decir, evidentemente, que no encontraréis en él todo lo que se puede ver en el film, pero contrariamente a lo que podéis pensar eso juega a su favor. Eso sí, lo que aparece en las viñetas es de una alta fidelidad pues Goodwin añade poquísimo al excelente guión que realizó Dan O’Bannon. La fidelidad es tal que los diálogos son prácticamente iguales. Según he podido saber para su versión en castellano se ha tenido como base el doblaje del film por lo que los fans de “Alien” reconocerán muchas de las frases que sueltan los protagonistas.

Así emerge un alien.

Otra cosa a destacar es el excelente dibujo de Simonson. Logra clavar a todos y cada uno de los actores. Pero donde mejor se aprecia su arte es en ciertas viñetas, como cuando la tripulación del Nostromo descubre la nave en la que está el alien o, sobre todo, en la escena en la que éste emerge del cuerpo de Kane, interpretado en el film por el recientemente fallecido John Hurt. Una de las licencias que se toma el dibujante, y que yo personalmente agradezco, es el dibujo del alien pues éste es mostrado en las viñetas mucho más grande de cómo aparecía en la película. Este aumento de tamaño, en mi humilde opinión, hace parecer mucho mayor a la amenaza.

El tamaño sí importa.

Como ante he citado el mayor reto del cómic es explicar poco más de 60 páginas lo que vemos en pantalla durante casi dos horas. Esto que podría ser un hándicap acaba jugando a su favor pues hace que el ritmo sea frenético. Una vez aparece el alien las muertes se van sucediendo una tras otra sin dar respiro al lector. La única pega que se le puede poner, porque siempre hay alguna, es que el enfrentamiento final entre Ripley y el alien es ventilado en apenas un par de páginas, pero por lo demás no hay nada negativo.

El clímax final es demasiado breve.

¿Es recomendable la lectura de “Alien: La historia ilustrada”? Hombre, yo me atrevería a decir que si eres fan de la franquicia de “Alien” es una compra casi obligatoria. Además la excelente edición que ha realizado Diábolo Ediciones invita a hacerlo. Yo, por ejemplo, no es que sea excesivamente fan de la saga, pero tras leer este cómic me entraron unas ganas tremendas de revisar el film de Scott. Eso quiere decir algo. A los amantes del noveno arte solo les diré que un cómic realizado por Archie Goodwin y Walter Simonson bien merece tener un hueco en su estantería. Por lo que podéis ver todo son buenos motivos para haceros con esta obra. ¿A qué esperáis a hacerlo?