5 cosas no del todo ciertas que nos hizo creer el cine de los 80

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En Retro Memories tenemos la teoría de que mucha de esa gente que dice ser fan de las películas de los 80 aparte de grandes blockbusters, como por ejemplo “E.T.” o “Los Goonies”, no tienen ni la más remota idea de cine ochentero. Bueno, en realidad la autoría del postulado es de Álex pero yo lo suscribo totalmente. ¿Es esta una teoría contrastada? ¿Es cierta? ¿Es falsa? Bueno, en el fondo nos importan bien poco las respuestas a estas preguntas ya que, como seguramente sabréis, este es nuestro blog y en él exponemos las teorías que nos da la gana. Pero en este caso creo que no estamos demasiado desencaminados. Que quede claro que con esta teoría nos referimos a la mayoría de gente, a esa mayoría de personas que se auto glorifican por haber cursado una ley franquista como fue la «Ley de Educación General Básica», y que su única capacidad de reacción al ver algo que les hace recordar su niñez se limita a pronunciar o a escribir la frase “‘¡Qué recuerdos!” (la mayoría de veces sin acentuar el “qué” por mucha E.G.B. que aprobasen). Sé que los fieles lectores de este blog no sois parte de esa mayoría, sé que sois personas ilustradas que en muchos casos nos superáis en experiencias y conocimientos. Pero también creo que sí que existe algo común a toda nuestra generación: el cine de los ochenta nos convenció a todos de algunas cosas que el tiempo nos ha hecho ver que no eran tan ciertas como parecían.

Aquí os dejo un pequeño repaso sobre algunas de estas, a priori, “verdades absolutas” que ahora no nos lo parecen tanto.

Los adultos son unos inútiles

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Macfly, eres un gallina… y un inútil.

Durante años el cine nos quiso mostrar que el momento que estábamos viviendo iba a ser el mejor de nuestras vidas y se empecinó en hacernos ver que nuestros padres, profesores y adultos que nos rodeaban en general, eran un despropósito para la humanidad. De alguna manera, todos los viejun@s cercanos a los protagonistas intantiles y/o adolescentes de muchas películas eran simples comparsas que no aportaban nada a la trama. Es más, de hecho resultaban totalmente inútiles e incluso estorbaban en más de una ocasión. Como ejemplo de blockbuster que tira por aquí, me remitiré de nuevo a «Los Goonies». ¿Se puede ser más derrotista y conformista que los padres de los protagonistas? Los expulsan de sus casas de toda la vida, no protestan ni llevan a cabo ninguna acción reivindicativa y, para más inri, al final son los gamberros de sus hijos los que les salvarán el culo.

Lo mejor que hacen los padres de los Goonies por sus hijos es llevarles pizza.
Lo más importante que hacen los padres de los Goonies por sus hijos en toda la película es llevarles pizza.

Otro claro ejemplo es la madre de Daniel en “Karate Kid”. En serio ¿qué cojones aporta a la trama? ¡Absolutamente nada! Es solo una toca-pelotas que hace la vida de su hijo más difícil con cada decisión que toma o frase que dice.

El concepto "Prozac" cobra vida tras esa mirada.
El concepto «Prozac» cobra vida propia tras esa mirada.

Y para finalizar el ejemplo definitivo. La madre del “niño que no tenía ni puta idea de actuar” de “Mi amigo Mac”. Aquí la cosa ya roza lo esperpéntico con sus sospechas sobre las tendencias suicidas de su hijo y su absoluta carencia de amor materno como os expliqué hace tiempo el la revisión que hice de la película.

Señora que se la ha muerto el hijo... ¡Llore o haga algo joder!
Señora que se ha muerto su hijo… ¡Llore o haga algo, joder!

Con el tiempo los niños que pensábamos que los adultos eran unos inútiles nos hemos convertido en adultos, y hombre, esta claro que hay mucho inútil suelto de nuestra generación por ahí, y quizá había una parte de verdad en lo que creíamos de pequeños gracias al cine que mamamos, pero seguro que no son lectores de este blog como tú los que certifiquen la estupidez de los adultos.

Los comunistas son el diablo

¡Chúpate esa maldito estalinista!
¡Chúpate esa maldito estalinista!

El Diablo, Satán, el Leviathan, Judas, Darth Vader, La Nada o todos juntos. Si algo nos quedó claro en los ochenta fue que los hijos de la madre Rusia eran unos hijos de la gran… Rusia. ¿Qué era eso de despreciar la propiedad privada, dopar a los deportistas y enviar espías feos a tocar los cataplines a los servicios secretos de occidente?

Una de las imágenes cinéfilas que guardo con más fuerza en mi memoria es la del combate final entre Rocky Balboa e Iván Drago en “Rocky IV”. Todo el cine Urgel de Barcelona, lleno a reventar (era una de las salas más grandes la ciudad) empezó a silbar, a abuchear y a lanzar palomitas a la pantalla en el momento en el que se presentaba a Drago (apellido que supongo no se escogió por casualidad). En cambio en cuanto Rocky salió a escena, toda la audiencia del cine se volvió loca de aplausos y vítores en favor del luchador americano. No en vano el maldito ruso…¡había matado a Apollo Creed! Asqueroso comunista…

En “Amanecer Rojo” el terror del este era si cabe aún más fulminante y apocalíptico. Veías que la frontera entre estar tranquilamente en el sofá de tu casa y estar defendiéndola de los ataques de unos comunistas desalmados era muy, muy delgada.

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Pero también aprendimos que si eras lo suficientemente listo, a pesar de ser comunista, podías llegar a redimirte dejando atrás a tus malvados compatriotas pasándote al bando de los buenos. Y si además estabas tan rematadamente buena como lo estaba Linda Fiorentino haciendo de disidente soviética en “¡Te pillé gotcha!”, pues sabías que las puertas del capitalismo se te abrirían de par en par con solo pedirlo.

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¡Viva Rusia!

Sin embargo, con el tiempo, nos hemos dado cuenta no de que los comunistas no fuesen el diablo, si no de que en realidad tanto un bando como el otro eran una panda de hijos de la gran chingada. Las tretas de unos y otros, los asesinatos, la guerra encubierta de los dos bandos, fue sucia a partes iguales, sin buenos ni malos.

 

Se acerca una guerra nuclear y la vamos a palmar

¿Una partidita de ajedrez doctor Falken?
¿Una partidita de ajedrez doctor Falken?

Consecuencia inevitable del precepto anterior. No sé vosotros, pero yo, cuando era pequeño, tenía la sensación de que en breve íbamos a sufrir el terror de tener que vivir una guerra termonuclear global. Todo apuntaba a ello y parecía que sólo era cuestión de suerte que el horror no sucediese cualquier día. En “Juegos de Guerra” la humanidad se salva por la pura potra de que a una máquina le da por jugar a tres en raya, si en lugar de eso le hubiese dado por jugar a el juego de mesa de E.T. quizá el final hubiese sido bastante diferente.

Eso no son setas para el revuelto, ¿no?
Eso no son setas para el revuelto, ¿no?

¿Y qué decir de “El día después”? Pues que parecía el diario de lo que nos iba a pasar cualquier día. ¿Iba a ser hoy el día anterior al día después? Vale, quizá exagero un poco, pero reflexionad durante unos segundos intentado situaros de nuevo en plena década de los ochenta, ¿os hubiese extrañado en demasía escuchar en el telediario que E.E.U.U. o la U.R.S.S. le habían declarado la guerra el uno al otro? A que no. Pues a eso me refiero.

Por suerte ese tipo de guerra global definitiva y final nunca se llegó a producir… por ahora.

 

Sufrir estrés traumático o post-traumático mola mogollón y te hace ser guay

"Vivir por nada, vivir por algo o tomarse los ansiolíticos en la sala común del psiquiátrico"
«Vivir por nada o morir por algo…. o tomarse los ansiolíticos en la sala común del psiquiátrico»

Reconócelo viejuno, tú también has querido, en algún momento vestirte con tus pantalones de camuflaje e ir a repartir leña a base de bien a los habitantes de ojos rasgados de cualquier país asiático (comunista a poder ser). Y si lo hubieses podido hacer para vengar la muerte de una novia, un amigo o de un compañero de armas pues mejor que mejor. Porque… ¿quién no querría ser tan rematadamente guay, misterioso e intrigante como John Rambo? El prototipo de héroe de acción de los ochenta atormentado por un pasado oscuro (normalmente militar) fue un patrón que se nos repitió hasta la saciedad como un modelo a seguir. Por suerte, por mucho que podamos admirar al coronel Braddock en “Desaparecido en combate” y que, quizá a algunos nos dio por coleccionar armas inútiles, el principio de realidad nos hizo, por suerte, continuar siendo seres humanos normales y corrientes.

La forma fálica de la ametralladora para naaaada oculta ningún tipo de trauma, seguro.
La forma fálica de la ametralladora para naaaada oculta ningún tipo de trauma, seguro.

Visto en la distancia y desde el conocimeito que da el tiempo, nos hemos dado cuenta de que quizá John Rambo tendría que haber recibido tratamiento psiquiátrico en el momento de volver de la guerra y de que un buen psicólogo no le hubiese venido mal a John Reid tras la muerte de sus padres ya que lo de convertirse en un tipo enmascarado a caballo que viaja con un indio llamado Tonto no sé yo si es una terapia demasiado buena.

 

Los coches volarán en el futuro

Vale, ¡se ven los cables! Pero yo en los ochenta yo era demasiado inocente para darme cuenta, ¿de acuerdo?
Vale, ¡se ven los cables! Pero en los ochenta yo era demasiado inocente para darme cuenta, ¿de acuerdo?

Y esta es la gran trola que de todas más me toca las gónadas. Me cago en diez, en serio. Yo quería, soñaba, deseaba, ansiaba y necesitaba que pasase el tiempo lo más rápidamente posible para así llegar al momento histórico en el que poder conducir un coche como el de “Blade Runner” fuese una realidad. De acuerdo, el futuro distópico que nos presenta la peli es un poco jodido, pero hostias… ¡tienen coches que vuelan joder! ¿No vale la pena pasarlas un poco canutas cargándote unos cuantos replicantes a cambio de poder desplazarte de la ventana de tu casa a la ventana del curro mirando cómo la humanidad se mueve a tus pies como pequeñas hormigas?

Este fue mi inteno de adaptar un DeLorean DMC-12 para que pudiese volar.
Este fue mi primer y único inteno de adaptar un DeLorean DMC-12 para que pudiese volar.

Vale señor Zemeckis, 2015 ya está aquí y vale, mis zapatillas de deporte no tienen robocordones y mi chaqueta no tiene un sistema de secado incorporado… vaaaaale. Todavía no he podido degustar la Pepsi Perfect ni tengo un paseador automático para mi perro… vaaaaaale. ¿Pero no tener coches que vuelan? Me han estropeado mi niñez señores guionistas de cine y señores ingenieros. ¿Tan difícil es fabricar un kit para convertir un utilitario en un vehículo que vuele? ¿Tan difícil es? Muchas gracias por nada. Todos mis sueños de infancia se han ido por la alcantarilla gracias a vosotros.

Y hasta aquí este repaso de cosas que el cine nos dio a entender que eran así y que en realidad no lo eran tanto. ¿Se os ocurre alguna más?

Tomad la medicación…