Productos alimenticios que fracasaron (y que seguro que ni echas de menos ni recuerdas porque eran pura ponzoña) 2ª parte

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¡Vuelve la arcada a Retro Memories, viejun@s! La arcada ponzoñosa, el dolor de estómago y el regusto desagradable en el paladar. Después de un tiempo prudencial tras la publicación de la primera parte (mañana hará un año), para evitar vómitos en masa sobre las pantallas de vuestros ordenadores, vuelve la bazofia inmunda «teóricamente comestible» al blog. Recordad que los productos sobre los que vamos a hablar no desaparecieron de las estanterías de los supermercados por la pérfida malicia de algún directivo que nos quiso privar de un manjar de los dioses, no, no, desaparecieron porque eran malos, malísimos y porque seguramente su ingesta nos estaba provocando algún tipo de alteración en nuestra salud que vete a saber tú cuando se manifestará.

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R2D2 tras la lectura de la primera parte al recordar que él también había mascado Bang Bang de chocolate.

Ha sido un largo camino el que he recorrido por los recovecos más oscuros de mi memoria para llegar a reunir tres nuevas basuras que alcanzasen el nivel del post anterior, pero creo que lo he conseguido y creo también que si tuvisteis la desgracia de toparos con alguno de estos errores de la humanidad dentro de vuestras inocentes bocas, también las tendréis escondidas bajo llave en algún rincón olvidado de vuestros recuerdos. Aviso, cabe la posibilidad de que el trauma que os provoque volver a ver alguno de los siguientes productos sea de tal magnitud que podéis llegar a necesitar la ayuda de algún terapéuta. Los abogados de Retro Memories me han recomendado realizar esta advertencia para evitar así posibles demandas por daños y perjuicios, así que si continuáis leyendo las siguientes lineas cualquier efecto sobre vuestra salud mental será generado bajo vuestra única y exclusiva responsabilidad.

 

Crema al cacao Cola Cao con avellanas

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Nos encontramos con un caso parecido al que expusimos en la primera parte cuando hablamos sobre la “Nocilla Instantánea”… pero justo al revés (¿una venganza quizá?). De nuevo una empresa con un gran producto quiso hacer uso de su marca para intentar entrar en los dominios de otro producto diferente, y lo hizo francamente mal. “Manolete, si no sabes torear pa’ qué te metes”, ¿no? Pues no, Cola Cao intentó torearnos metiéndonos un mal sucedáneo de la Nocilla en nuestras púberes bocas. El problema es que su crema al cacao era rematadamente mala. Su textura terrosa y pastosa se quedaba en los recovecos de tu cavidad bucal durante horas y te hacía sentir como si tu hubieses comido un zurullo de coña comprado a un vendedor callejero que no vendía zurullos de coña. No sé si me explico bien, quizá tendría que ser más gráfico o quizá tendría que llamar a dos amigas mías expertas en zurullología para que, con una copa y sus habilidades artísticas, os hagan una definición más “plástica» del tema.

Para rematar creo que Cola Cao cometió un flagrante delito de plagio industrial ya que ni se dignaron en vender su producto de alguna manera original ni tan siquiera cambiaron lo que rotulaba Nocilla en sus envases:

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¿Cola Cao usando técnicas fraudulentas como las de Falomir Juegos? Pues parece que así fue.

Finalmente, y por suerte, la “Crema al cacao Cola Cao con avellanas” desapareció para siempre, pero sí que le quiero reconocer un mérito. Los regalos que ofrecían en sus tapas eran realmente espectaculares, mirad:

Tapa-crema-al-cacao-COLA-CAO-148579796_1cola caoPegatinas de “Ulises 31” y la camiseta más molona de la historia de los “Mundobasket”, ¿no me diréis que no os hubieseis metido entre pecho y espalda cincuenta tarros de aquella caca para conseguirlos? Pues yo, después de haberla probado, os aseguro que no lo hubiese hecho.

 

Schweppes Sienna Café

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El mundo de los refrescos azucarados es algo que, como mínimo por estos lares, es algo muy, pero que muy inamovible. Aquí se bebe Fanta y Coca-Cola y algún depravado le da al Trina y a la Pepsi, pero esos ya van medicados para lo suyo y se les perdona el sacrilegio. La mismísima Coca-Cola la cagó estrepitosamente con engendros como la “Cherry Coke” que, seguramente triunfan en EEUU, pero que aquí no interesaron a nadie.

Con todo esto los genios creativos de Schwepppes (qué jodido es escribir bien este nombre), ávidos de nuevas experiencias, quisieron idear un nuevo refresco que rompiese el mercado adulto y que sacase a los dominantes del mapa. No se les ocurrió otra cosa que hacer una especie de cola pero con gusto a café. “Un café para los que no les gusta el café pero sí la Coca-Cola”. O, “Un café enlatado para los que gustan del café con hielo”. A todo esto, los cracks del marketing de Schwepppes, decidieron darle un aire italiano al tema, por aquello de que el mejor café lo preparan en Italia supongo, y bautizaron el invento con nombre de una ciudad Italiana llamada Sienna, que a la vez es el nombre de un color ocre terroso, bastante parecido al color que tenía el refresco. Casi todo estaba bien pensado, de hecho muchos detalles como podéis ver estaban muy bien pensados, incluso se gastaron un pastizal en publicidad: vallas, anuncios en revistas e incluso un “divertido” anuncio para la televisión:

httpv://www.youtube.com/watch?v=T8SQf3Tn4nE

Pero ya os lo he dicho “casi todo estaba bien pensado”, lo que a nadie se le ocurrió es que el refresco “Schweppes (lo juro, como tenga que volver a escribirlo pondré directamente “sueps”) Sienna Café” tenía gusto a café malo y barato mezclado con gas carbónico que aun realzaba más su desagradable sabor. “Un refresco para hacer que te deje de gustar el café” podrían haber usado como frase publicitaria. Yo, ilusionado por el supuesto efecto de la cafeína que creía que tenía el invento y para hacerme el adulto, durante época de exámenes me compré un par de latas para intentar estudiar por la noche sin dormirme. No pude ni acabarme la primera, de hecho creo que no llegué ni a tomarme la mitad, me repugnó, y os aseguro que me encanta el café. La segunda lata no la llegué ni a abrir y supongo que acabó en algún lúgubre vertedero (viejun@s recordad, en aquella época no existía el reciclaje).

 

Bifi Roll

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Y para terminar por hoy os quiero pedir que os pongáis un momento de pie y hagáis una gran reverencia al sancta santorum, al alfa y a la omega, al principio y al fin de las asquerosidades alimenticias: el «Bifi Roll”. No creo que, con perdón, comerse una polla fría empanada hecha con las carnes de desecho de un matadero pueda ser superado, como experiencia desagradable, por nada. Si es que si por separado sus partes ya daban un asco que te hacía notar el reflujo de la cena de la noche anterior subiendo por el esófago:

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Una vez unidas las partes, tras el primer mordisco, el asco que provoca su aspecto era ya supino:

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He de reconocer que de todos los alimentos de mierda de los que os he hablado en estos dos artículos, este es el único que jamás llegué a probar. Pero por lo que he ido leyendo por ahí y por algún que otro comentario que habéis dejado en el blog, puedo hacerme una idea de cuán asqueroso y desagradable debía ser. Un cacho de chorizo inerte con pinta de cadáver mal arreglado seguro que no era una explosión de sabor y exquisitez en la boca.

«Bifi Roll” sigue vendiéndose en algunos países europeos y tiene decenas de variedades, pero ya sabéis las zurraspas que se comen por ahí en el viejo continente. Si últimamente estáis coqueteando con la bulimia por aquello de la operación bikini o si simplemente os apetece echar la pota, os recomiendo encarecidamente el visionado del siguiente video (en inglés) donde un tipo sin ningún estómago ni sentido del asco disecciona y llega a comer algunas de estas aberraciones. El vídeo llega a su punto álgido pornográfico en el minuto 2:06 aproximadamente:

httpv://www.youtube.com/watch?v=QxS2dOrQenA

Cómo pajea el colega el bifi, ¿eh vicioso…? Recuerdo haber tenido novias que tocaban mi bifi con menos amor que este tío.

¿Recordáis algunos de estos alimentos ponzoñosos? ¿Llegasteis a sufrir alguno de ellos o algún otro que queráis compartir con nosotros? ¿Os imagináis la guarrada alimenticia máxima untando un “Bifi Roll” en “Crema al cacao Cola Cao con avellanas” y hacerlo bajar por vuestras gargantas regándolo con un buen trago de “Sueps Sienna Café” (he dicho que no volvería a escribir “Schweppes”… ¡mierda! ¡Lo he vuelto a hacer!). Yo creo que si alguien lo hiciese en ese preciso instante se crearía un agujero de gusano que le transportaría a un universo paralelo donde la comida es introducida en el cuerpo humano por donde sale en el que vivimos y sale por la boca con la misma forma que aquí. O algo así.

Tomad la medicación…