Hablar hoy de la MTV es hablar, mayormente, de un canal en el que puedes encontrar los reality shows más variopintos de la televisión. Son programas que, en la mayoría de los casos, poco o nada tienen que ver con la música. Y es que hace ya mucho tiempo que la M en honor de la música que luce en su nombre dejó de tener sentido. Pero hubo un tiempo en el que si querías estar a la última y saber todo lo que se cuece en el panorama musical, tenías que ver este canal. Es más, la MTV fue la responsable de algunos cambios de la industria musical porque de no ser por ella el videoclip probablemente no hubiera existido. De todo esto y más es de lo que nos habla el documental “I want my MTV”, que recientemente pude ver en el Americana Film Fest celebrado en Barcelona.
httpv://www.youtube.com/watch?v=JsH6gEWXXUE
Lo primero que hace este documental dirigido por Tyler Measom y Patrick Waldrop es situarnos en el contexto histórico para que entendamos qué motivó el nacimiento de un canal como MTV. Lo creáis o no, a principios de los 80 los jóvenes norteamericanos apenas veían la televisión. La mayoría de cadenas no los consideraba su target principal, así que no les dedicaban ningún programa o serie a ellos. Así pues, estos dedicaban muchas horas a escuchar la radio, lugar en el que ponían la música que ellos querían escuchar y, lo mejor de todo, la que sus padres no querían que escuchasen.
Esto llevo a unos creativos a intentar vender a las diferentes televisiones una idea para captar a la audiencia juvenil: un programa en el que se emitieran videoclips de actuaciones de los grupos y solistas que estuvieran más en boga. Nadie, excepto sus creadores, potencial en esta idea, así que fue rechazada. Lo que pasa es que fueron tan insistentes que al final les cedieron un canal de cable. Un sistema este del cable que solo llegaba a una reducida parte del territorio.
A partir de aquí el documental nos narra todos los pormenores de poner en marcha un nuevo canal que tenía el hándicap de un presupuesto minúsculo y su no muy exitosa puesta en marcha, ya que el primer día hubo diferentes problemas técnicos durante la transmisión. Pero eso daba igual porque no les veía nadie. Literalmente. O bueno, casi.
Estamos en 1981 y la MTV se encontró con dos problemas. Por un lado, no tenía videoclips para llenar las veinticuatro horas del día ya que prácticamente ningún artista los hacia ya que las discográficas lo consideraban una tontería y no querían invertir en ello. Y, por otro lado, el problema de que su canal apenas era visible. Es aquí donde empieza la que es para mí la parte más divertida del documental. Nos narran cómo consiguieron que darle la vuelta a la situación consiguiendo que las empresas de discos empezaran a rascarse los bolsillos y a costear los videoclips de sus artistas. Pero lo mejor fue cómo consiguieron captar al público. Pusieron en marcha la campaña “I want my MTV”, que da titulo al documental, con anuncios en los que diferentes cantantes y bandas gritaban este slogan para animar a la gente a que se pusiera cable en casa.
MTV empieza a triunfar y con el éxito llegan también los escándalos. Es acusada de racista por no emitir casi nada de artistas negros, tremendo el momento en el que, durante una entrevista, David Bowie reprende a su entrevistador sacando a la luz este tema, y la gestión deja bastante que desear.
Así pues, entre polémicas, historias varias y anécdotas, divertidísima sobre todo la de Michael Jackson y el videoclip de “Billie Jean”, va avanzando el documental hasta la llegada del nacimiento de su primer programa de telerrealidad que supuso a la postre la muerte del canal tal y cómo fue concebido.
“I want my MTV” es un trabajo muy interesante y ameno. Ayuda a entender muchas cosas sobre la evolución de la industria musical. Queda bastante claro que, sin este canal, el videoclip probablemente no hubiera llegado a nuestros días. También es una manera de empaparse de cultura ochentera. De su música, sus tendencias y su moda. Es un viaje alucinante y emotivo por esa década a través de los mejores hits ochenteros.
Por ponerle un punto negativo, diré que lo único de lo que carece el documental es de voces contrarias o criticas con la MTV. Todo el metraje está dedicado a halagar y dorar la píldora a la cadena. No hallareis en él ni una mala palabra. Ni siquiera cuando se toca algún tema espinoso. Pero esto es hasta compremsible.
En general “I want my MTV” es un producto notable. De visión obligatoria para todos los aficionados a la música y los amantes de la cultura ochentera. Si podéis, vedlo, no os vais a arrepentir. Y el baño de nostalgia que te das viéndolo también lo vais a agradecer.