GLOW era una mierda por mucho que diga Netflix

Hoy vengo con ganas de guerra y de rajar de lo lindo. Debe ser cosa de la edad, pero de tanto en tanto me apetece descargar mi ira contra alguien o algo. Y como hoy me siento invencible he decidido enfocar toda mi rabia contra esta pequeña empresa dedicada al entretenimiento llamada Netflix.

No voy a ser tan osado de decir que Netflix es una empresa que vende humo, pero sí que voy a afirmar que consiguen vender su producto tan bien, aunque éste sea de baja calidad, que siempre consiguen el aplauso casi unánime del público. Y ahora es cuando me lanzo a la piscina porque, seamos sinceros, todos los últimos éxitos de la plataforma han sido sobrevalorados de tal manera que uno llega a dudar del criterio de cierta gente.

Cojamos un par de ejemplos:

1) “Stranger things”. Sí, de acuerdo, es una serie muy entretenida y bien realizada, pero de aquí a catalogarla, como hacen algunos, de maravilla o de obra maestra hay un gran trecho. Lo que más me sorprende es que algunos la eleven a la excelencia tan solo porque la serie hace muchas referencias a los 80. ¿En serio? ¿Y entonces “Padre de familia” qué es? Me voy a tirar de la moto afirmando que muchos de los que repiten esta cantinela de las referencias ochenteras de “Stranger things” no recuerdan una puta mierda de lo que pasó en esa década. Lo digo y me quedo tan ancho. Y ya si nos ponemos a analizar los males de la serie diré algo que es obvio y de lo que pecan todas las series de Netflix, algunas mucho más que otras, y es la cantidad de paja que hay en ellas. El hecho de tener que realizar 13 episodios de 50 minutos hace que la acción se ralentice hasta límites desesperantes. Y ojo, que “Stranger things” no es el peor ejemplo de esto. En cambio la siguiente serie de la que hablaremos sí que lo es.

Que sí, que sí, que «Stranger things» era igualita a «Los Goonies». ¿Y qué más?

2) “Por trece razones”, es la mayor tomadura de pelo de la historia. Y tras verla uno se pregunta a que vienen todos esos tweets de gente afirmando categóricamente que esta serie “DEBE” ser vista por mayores y adolescentes para concienciarnos sobre el suicidio. Dejadme ser borde: Yo me conciencio de lo que me da la gana. Eso lo primero. Lo segundo: no hace falta ver esta serie para concienciarse de esto. Porque “Por trece razones” es ridícula a más no poder y va de profunda cuando en realidad toda ella es una enorme parida. Que engancha no lo voy a negar, a pesar de su extenuante lento ritmo, pero argumentalmente no se sostiene. Es muy absurda. Y ya que este es un blog retro permitidme recordaros una serie de los 80 que en un solo episodio explicaba lo mismo, y mucho mejor, que “Por trece razones” en 13 capítulos: “Segunda enseñanza”. ¿La recordáis? En esta serie Ana Diosdado, que además de protagonista era la guionista, era Pilar Beltrán, una profesora de Bachillerato que se traslada a Oviedo. Pues bien, en el primer episodio, titulado “Los campeones”, conocemos la historia de un chico, interpretado por Jorge Sanz, que a pesar de parecer tenerlo todo no es del todo feliz, aquí sobre todo por culpa de un exigente padre, y acaba suicidándose. Repito: esto explicado en un solo episodio. Le sobraron 12 para explicar otras cosas. Así que Hannah Baker, tú y tus putas razones ya me podéis comer el nabo. Con esto no trato de deciros aquello tan manido de «lo que se hacia antes era mejor». No, no es eso. Lo que trato de haceros ver es que Netflix no ha descubierto la jodida sopa de ajo.

«Segunda enseñanza» no era tan «cool» como «Por trece razones».

Toda esta chapa os la meto a cuenta de “GLOW”, la nueva serie de Netflix de la que todo el mundo habla maravillas. Y tras verla uno se pregunta a qué vienen tantos elogios. 10 episodios de los que más de la mitad son puro relleno. Tras ver los tres primeros uno se queda con cara de tonto porque en ellos apenas pasa nada. Joder, que son más de 90 minutos en los que la acción no avanza. Luego la cosa se va animando, pero tampoco es para tirar cohetes. Que sí, vale, Alison Brie lo borda, pero esto no es motivo para ver la serie. A veces alucino con la gente. Yo tendré poca paciencia, lo admito, pero no entiendo como la gente puede tragarse 10 episodios de putísima mierda para luego ver uno bueno y decir que solo por eso ha valido la pena ver la temporada. El ejemplo más claro de esto que digo es “The walking dead”.

Pero volvamos a “GLOW”. Si piqué con esta serie fue por su envoltorio. Soy aficionado al wrestling y creí equivocadamente que la serie hablaría de la historia de esta promoción. Craso error. La serie está inspirada en ella, pero no explica nada real. De hecho yo creo que ambientarla en el mundo de GLOW solo es una táctica publicitaria de Netflix por todo esto que los 80 venden y soplapolleces por el estilo.

Así era el GLOW real.

Lo peor del caso es que ahora muchas publicaciones se dedican a loar al GLOW real y a recordarnos que en España se emitía a través de Telecinco con el título de “Las chicas con las chicas” y que todos lo pasábamos muy bien viéndolo. ¡Una puta mierda! No voy a decir que no lo veía ni el Tato, pero casi. Recordemos que el programa se emitía originalmente en una franja dedicada a programas de corte erótico, como por ejemplo “¡Ay, qué calor!”. Evidentemente “La chicas con las chicas” de erótico no tenía nada y no daba para paja ni de coña. Si ya esto es un claro ejemplo de lo poco que Telecinco apreciaba el producto os diré que éste se emitía doblado al español neutro, cuando hablaban las luchadoras, y que contaba con los comentarios de Héctor del Mar y de, agarraos, Mary Santpere. Ese era el nivel. Yo lo vi porque por aquel tiempo era presa de la fiebre del wrestling, pero con tan solo dos programas me bajé del carro porque el nivel en el ring era lamentable. Años después decidí darle otra oportunidad, pero el resultado fue el mismo. La calidad luchística era deleznable así que me reafirmé en mi decisión de catalogar a GLOW como algo infame. Sí, su historia es curiosa, pero su producto era muy malo. Y es así como vuelvo al principio al decir que si “GLOW” hubiese relatado la historia de la verdadera federación tal vez su interés hubiese sido mayor, al menos para mí. Pero es que la historia que explica, salvo giro sorprendente, no veo que tenga mucho recorrido, si es que no lo ha hecho todo ya.

No es coña. Mary Santpere locutaba combates de wrestling.

Lo que más me revienta, para terminar mi exposición, es la puta manía de alabar cualquier cosa solo por parecer molón. Y no estoy hablando de series de Netflix, no. Estoy hablando de este postureo de alabar cosas como “Las chicas con las chicas” y más cuando la mayoría de la gente que lo hace no ha visto un puto programa en su puta vida. O gente que equipara “Stranger things” con “Los Goonies”. ¿Habláis en serio, tíos? Si no disfrutaste de esas cosas en su momento no intentes hacerlo ahora o busques algún relevo generacional porque solo vas a conseguir frustrarte y hacer el ridículo.

Y hasta aquí mi rajada de hoy. Ahora es cuando todos aquellos que se sienten insultados porque pagan Netflix y alaban todas sus series me ponen a parir esgrimiendo aquello de “crees que tienes la verdad absoluta” antes de exponer ellos su verdad absoluta. Haced lo que os salga de los huevos. Total seguiré pensando que sois unas victimas del postureo sin criterio. Pero contad, contad…