Feberjuegos CASSETTE

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Hoy dejadme que os hable sobre uno de los diseños industriales dedicados al ocio infantil más geniales de la historia de los juegos. Mucho tiempo antes de que Nintendo lanzase al mercado su Gameboy pero a la par de que sus Game&Watch eran el objeto de deseo de millones de niños, durante los primerizos años 80, hubo una lucha fratricida entre diversas marcas de juguetes para ser líderes en lo que podríamos llamar juegos portátiles. Evidentemente marcas como Feber o Geyper no podían competir en cuanto a tecnología contra el cada vez más grande gigante japonés. ¿Cual fue su táctica entonces para intentar situarse en el mercado y hacer la competencia a juegos tan geniales como «Donkey Kong II»? La imaginación. No pudiendo competir contra placas base, programación de circuitos, pantallas lcd y exportaciones mastodónticas a nivel internacional, las mentes de geniales diseñadores anónimos nos ofrecieron, a bajo coste, maravillas como los «Juegos de bolsillo Geyper» (de los que os hablaré dentro de muy poco) o los «Feberjuegos CASSETTE» que son los protagonistas de este post.

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Personalmente encuentro una genialidad el saber coger un objeto que por aquel entonces era el máximo de lo máximo de la modernidad, las cintas de cassette , darle una nueva dimensión, entenderlo como un juego y a partir de esa premisa reinventarlo para convertirlo en un juguete, conservando su diseño inicial prácticamente intacto. Y una segunda maravilla, el diseño permitía que el producto final fuese de bajo coste, con lo que sumado a lo mucho que molaban, los cassettes de Feber fueron un superventas en su momento. Los tres elementos que componía cada uno de los juegos eran:

La funda: exactamente igual a la funda de un cassette standard si no fuese por la ausencia de los picos de plástico que salvaguardaban las bobinas de las cintas.

El papel de la portada: de tacto un poco más duro que el papel couche pero un poco más duro, es decir, exactamente igual al que acompañaba a cualquier cinta de la época, tenía una doble función. Por un lado su frontal presentaba el nombre y el número del juego junto a una ilustración acorde al mismo (a destacar aquí también el gran trabajo de los ilustradores). El nombre también se repetía en el lateral para poder almacenar tus juegos e identificarlos rápidamente. Y por otro lado, en la parte posterior del papel que solo podías ver al extraerlo de la funda de plástico, se encontraban las instrucciones del juego.

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El cassette: De plástico inyectado de color acorde con la carátula del juego, contaba con tres elementos principales. Primero un tablero de tres piezas que muy ingeniosamente se replegaba en la parte interior del cassette y que era donde se desarrollaba la acción del juego (de nuevo un diez para los ilustradores, su trabajo es una delicia). Un pequeño compartimento donde se guardaban cuatro fichas magnéticas que servían para llevar a cabo el objetivo de los juegos. Y finalmente las dos ruletas. En el espacio que en una cinta de cassette tradicional habían las dos bobinas de tracción se colocaron dos ruletas accionadas por un tirador de muelle que se encontraba justo debajo de ellas.

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Los juegos que nos proponían los cassettes de Feber eran todos adaptaciones del juego de la oca y derivados. Con el lanzamiento de las dos ruletas, que actuaban como dados, debíamos ir moviendo nuestras fichas por el tablero siguiendo las normas propuestas hasta llegar a una casilla final donde nos proclamábamos ganadores. La primera series de cassettes que salieron al mercado estaba compuesta por seis, a saber: 1. La mansión de Drácula, 2. Los ovnis atacan, 3. Los viajes de Ulises, 4. Safari, 5. Carrera espacial, 6. Chequeo médico.

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Posteriormente, y debido al éxito de ventas, se lanzaron algunos títulos más pero con una gran diferencia: se basaban en personajes famosos del momento como por ejemplo «El inspector Gadget», «Indiana Jones», «La pequeña Lulú»… e incluso se comercializó uno basado en superhéroes de Marvel y otro en Star Wars. Aquí me asalta la duda de si Stan Lee, Steven Spielberg y George Lucas cedieron los derechos de sus creaciones a Feber o si la empresa valenciana se tomó alguna licencia por su cuenta para comercializar merchandising basado en esas multimillonarias franquicias. También hubo copias de los cassettes de Feber, otras empresas realizaron sus versiones pero todas fueron de menor calidad, tanto en lo referente al diseño como a la fabricación final del producto.

Según he podido recopilar información creo que la serie entera de «Feberjuegos CASSETTE» consta de doce. Actualmente yo poseo los seis primeros que ilustran este posts y me encuentro a la búsqueda y captura del resto. En el siguiente video, exclusivo para los viejun@s de Retro Memories, podéis ver algo inédito hasta ahora en la red: el unboxing de un Feberjuegos CASSETTE y el test de sus ruletas, no os lo podéis perder, el sonido de las ruletas es impagable:

Creo que ha quedado clara mi devoción por estos productos de Feber. Pero es que realmente eran geniales. Fáciles de transportar, fáciles de montar, fáciles de jugar y te podían proporcionar horas y horas de diversión junto a otros. Porque en esto sí que estos cassettes superaban por mucho a cualquier maquinita de Nintendo (como mínimo a las primeras): eran juegos pensados para jugar de 2 a 4 jugadores y, por tanto, eran juegos que potenciaban las relaciones y la diversión en grupo. Recuerdo que mi hermana y yo pasamos horas jugando con ellos, recuerdo también como organizábamos los turnos para jugar a la hora del recreo entre los compañeros de clase, recuerdo incluso algún día frustrante en el que con ganas de jugar me daba cuenta de que me había olvidado mi cassette en casa. Pero no pasaba nada, durante aquellos años, a lo poco que buscases un poco a tu alrededor, sin esforzarte demasiado, podías estar seguro de que encontrarías a alguien jugando con un cassette de Feber, entonces tu objetivo pasaba a ser claro: entablar una conversación para entrar en la cola para poder jugar.

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También era muy típico intercambiarlos. Si hacía demasiados días que jugabas al mismo juego era fácil realizar un trueque por otros poder variar por un tiempo. Eso sí, al cabo de un lapso de tiempo prudencial cada uno debía recuperar su juego de propiedad.

¿Los recordáis viejun@s? ¿Jugasteis mucho con ellos? ¿Os apetece una partida? Contad, contad.

Tomad la medicación…