20 Duros para tener un tesoro.

Hola viejetes, hoy os quiero hablar de una de las golosinas más exclusivas que recuerdo. La bolsa de Pepitas de Oro.

La bolsa: objeto de deseo.

Para los que no las recordéis las pepitas de oro eran unos pequeños chicles que venían preservados en la bolsa de papel-plástico que veis en la imagen superior. Su sabor recordaba a algo parecido al limón y era, para mi, uno de los objetos de deseo más anhelados de la época. ¿Porqué? Pues porque era difícil de localizar, nunca sabías si en la tienda de chuches lo tendrían en stock, era muy caro y no duró demasiado tiempo en el mercado (más tarde daremos pistas que os harán deducir el porqué)

Pepitas de otra marca a la que se vendió por aquí para que veáis su aspecto.

100 pesetas (¡en formato billete!) por unos chicles, en aquellas tiempos, era un robo a mano armada, teniendo en cuenta, además, que con 40gr. de chicle tampoco daba para mucho. A parte, al ser porciones muy pequeñas, la gula obligaba a introducirse cantidades desmesuradas en la boca hasta lograr un tamaño de bola masticable que estuviese en proporción con las ansias de mascar. Y como último factor a destacar recuerdo que tenías que desarrollar todas tus habilidades ninja para evitar que los amigos, colegas y otros gorrones te viesen la bolsita de marras, ya que su visionado provocaba una reacción en cadena de peticiones de chicle que hacía que te quedases sin pepitas en menos tiempo del que tardabas en abrir la bolsa.

Parte posterior de la bolsa. ¿Aroma autorizado por quién? ¿El ministerio de sanidad de Kazajstan ?

El nombre real era GOLD GUM, pero creo que nadie la recuerda así, en cambio si que lo hacemos por el subtítulo de la marca,  PEPITAS DE ORO. En el interior había unas publicidades en forma de pequeños cartones en los que se explicaba que podías encontrar una pepita real en el interior de las bolsas, ¡Una pepita de oro auténtica! No recuerdo a nadie que la encontrase y si alguien lo hizo seguramente se llevó un desagradable recuerdo en forma de fractura dental porque… ¿A qué mente iluminada se le ocurrió poner como premio un objeto duro (¡oro macizo!) dentro de una bolsa de chicles? Ay… son esos riesgos de la vida que hoy en día los niños ya no se encuentran prácticamente nunca.

Si mal no recuerdo podías ir guardando los cartones antes mencionados para optar a otros premios pero no lo puedo asegurar. ¿Alguien lo recuerda?

Detalle del logo.

La golosina fue comercializada por la empresa ZETA ESPACIAL. Son los productores de otra golosina mítica que se sigue vendiendo aún: los PETA-ZETAS.

Y no me quiero despedir de todos vosotros, ingenuos y estimados viejetes, sin poneros un poco de miedo en el cuerpo si fuisteis consumidores compulsivos de este chicle (como lo fui yo). Si os fijáis en la composición del producto veréis que incoporaba el colorante E-102, más conocido como Tartracina… os invito a que leáis detenidamente este simpático artículo de la wikipedia (más concretamente la parte titulada «controversia»)… ¡de nada! no tenéis que agradecérmelo. Y si nunca comisteis pepitas de oro no os preocupéis, el E-102 se utilizó a mansalva en todas las gominolas de color amarillo de la época.

Feliz y sana senectud amados viejunos.