Crónica del Festival de Sitges 2024 (III): “Cloud”

He de reconocer que hacía tiempo que le había perdido la pista al director japonés Kiyoshi Kurosawa. Lejos quedan los días en los que me asombró con títulos como “Cure” o “Kairo”, así que la llegada a Sitges de una nueva película suya, tras pasar por festivales como el de Venecia, me ha parecido la excusa ideal para reencontrarme con él.

En “Cloud”, Kurosawa nos sumerge de lleno en los peligros que encierra esta era digital en la que vivimos. Y lo hace a través de la historia de Yoshi, un hombre que se saca un sobresueldo mediante la reventa online de diversos objetos.

Hay que decir que Yoshi no está diseñado para caernos bien de entrada. En la escena de su presentación vemos cómo se aprovecha de la desesperación de un sujeto para comprarle a precio de derribo unos dispositivos médicos que luego él revenderá a precio de oro. Porque esa es la manera de operar de nuestro protagonista. A base de trampas, trapicheos y trucos varios, logra hacerse con mercadería a muy bajo coste que luego él vende por un alto importe. Y no solo eso. Algunas otras veces, compra material de dudosa calidad que pone a la venta como si se tratara de productos de lujo. Estas artimañas hacen que empiece a labrarse una mala fama y una buena cantidad de haters.

Yoshi empezará a preocuparse de los enemigos que se ha creado tras una serie de extraños sucesos: se encuentra un “regalito” en la puerta de su casa, le provocan un accidente con su moto y un extraño individuo merodea su domicilio, entre otras cosas. Ante esta situación, no le quedará otro remedio que huir a una vivienda en las montañas para estar más tranquilo. Craso error, pues allí estará completamente desprotegido.

Kurosawa demuestra su dominio del suspense y poco a poco va haciendo aumentar la tensión hasta meternos de lleno en una espiral de sobresaltos y miedos. Además, lo hace con varias dosis de comedia. Un humor que puede catalogarse de negro y hasta crudo, pues nos reímos de la cara dura que tiene Yoshi y de cómo toma el pelo a gente desesperada.

Y cuando “Cloud” parece que va a pasar de ser un thriller a convertirse en una película de terror, claras parecen las pistas de que eso termine siendo un home invasion, va y nos introduce en un tercer acto realmente loco. Un desenlace en el que la violencia hace acto de presencia. Pero eso no significa que esto se convierta en un baño de sangre. No van por aquí las cosas. Al contrario, lo que tememos que va a suceder es más que lo que realmente acaba ocurriendo. Kurosawa vuelve a hacer gala en ese instante de su don para narrar este tipo de historias y de cómo rebajar un poco la tensión con algunos toques de agradecida comedia.

El resultado final es un poco desigual. Como thriller, “Cloud” es brillante y realmente inquietante. Pero su último tramo de acción no acaba de funcionar del todo. Quizá, el director debería haberse soltado más y no escatimar en pólvora, adrenalina y sangre. Tampoco ayuda el confuso apunte filosófico que nos da en su resolución.

En resumen, “Cloud” no va a ayudar a los que, como yo, quieran reconciliarse con Kiyoshi Kurosawa. En cambio, si solo vas en busca de una película de suspense con la que pasar un rato entretenido, no te va a defraudar. Es un thriller que está por encima de la media a la que estamos acostumbrados recientemente. Es tan poco convencional que hace que sea digna de ser vista.