Si hay una cosa que me encanta recordar de cuando era pequeño es la sensación de inmutabilidad del universo. De niño todo te parece eterno y para siempre. Tus padres siempre estarán ahí, verás a tus amigos cada día durante toda tu vida, la escuela será ese lugar maravilloso u odioso al que quieres ir o no en función del día, tus profesores siempre sabrán más cosas que tú, tu capacidad eréctil siempre será comparable a la dureza del diamante y a la vez estará siempre tan desaprovechada… Bueno, me imagino que os dais cuenta de qué estoy hablando, ¿no? Una de las grandes hostias que recuerdo haber recibido al crecer es darme cuenta de que nada es para siempre (ni los diamantes ni las erecciones) y que este mundo es tan mutable que nuestra propia existencia no deja de ser un mero accidente temporal que nadie recordará en un plazo demasiado breve. Es por eso que cuando algo que te parece eterno desaparece o cambia, en tu interior se produce una sensación de pérdida, ya que lo que has vivido parece fútil e inane. Y de entre todas las cosas que he visto cambiar, una de las que más me tocó las gónadas, a pesar de ser muy insignificante, fue la de estos productos que me parecían algo intrínseco a la realidad y que cambiaron, sin saber porqué, de nombre.
Mr. Proper – Don Limpio
Siempre me llamó la atención el aspecto de Mr. Proper. ¿Por qué escogieron a un hooligan para anunciar un limpiador de suelos? En serio, ¿no os parece que tiene pinta de beberse sus buenas pintas antes de ir al partido del domingo a dejarse la voz en el campo? Un tío calvo y con un aro en la oreja se asemejaba mucho a la pinta de los ultras de los dos equipos de mi ciudad en los ochenta. Quizá sea la dicotomía entre su aspecto y su función lo que hizo que Mr. Proper calara tanto en la sociedad. Era un tío que caía bien, el típico colega que tú sabes que es un trozo de pan pero que los demás se sorprenden al ver que te saluda, no sé si me explico.
Cuando en 1996 los dirigentes de “Procter & Gamble” decidieron cambiar el nombre de nuestro musculoso amigo a “Don Limpio” todos nos quedamos con los ojos como platos. ¿Pero que coño “Don Limpio”? Antes que era, ¿sucio? ¿Ya estamos con los típicos estereotipos con los hombres calvos, musculosos, de mirada azul radiante, aro dorado en la oreja y pestañas teñidas de blanco? ¿Han de ser malos y tener una higiene corporal descuidada por naturaleza? Malditos empresarios… nunca llegaron a entender que Mr. Proper era nuestro amigo, y a un amigo no se le cambia el nombre. Y para colmo nos encasquetaron el cambio de la manera más sibilina posible: utilizando la canción del anuncio que tantas y tantas veces habíamos cantado: “Mr. Proper fue al principio ahora se llama Don Limpio”… Citando a mi admirado Ford Fairlane: “La madre que os parió, hijos de puta…»
httpv://www.youtube.com/watch?v=GJX-q5tV4E8
Corren cientos de teorías por la red que intentan explicar los porqués del cambio. Os diré una cosa, me la traen todas floja, Mr. Proper fue, es y seguirá siendo para mí Mr. Proper, se pongan como se pongan todos los directores de márqueting del universo.
Petit Suisse – Danonino
Mi madre siempre pensó que los “Petit Suisse” eran un yogur de fresa en miniatura. Y así mismo lo creí yo hasta mucho años después cuando descubrí que de hecho era un queso fresco con colorante rosa. Pero de pequeño me encantaban, me los comía a pares, supongo que por aquello de que “a mi me daban dos” y que “en proteínas, alimenta como un bistec”:
httpv://www.youtube.com/watch?v=jS9Bwp6jv6E
Con el tiempo dejé de ser un consumidor compulsivo de “Petit Suisse” pero eso no quitó que se me rasgase el alma al ver que algún iluminado había cambiado el nombre de aquella delicia por el de “Danonino” y que le habían asignado una mascota… ¡¡¡Un puto dinosaurio azul!!! Pero… ¿se puede ser más imbécil? No, no, respondedme… ¿SE PUEDE SER MÁS IMBÉCIL?
Pues sí que se puede sí… se puede ser más imbécil, cutre y roñoso: se puede sustituir el punto de la “i” de “Danonino” por un corazón. Lamentable. Danone se cargó una parte importante de mi infancia con este cambio, no he vuelto a comer el queso rosáceo y creo que no lo volveré a hacer a no ser que el director general de la marca venga de rodillas hasta la puerta de mi casa disfrazado de dinosaurio azul, sodomizado con un dildo cuya punta tenga forma de corazón, para pedirme perdón cargando trescientas toneladas de “Petit Suisse” etiquetados de nuevo como “Petit Suisse”,… y aún así me lo pensaré.
Pryca – Carrefour
(nota pública: quizá por el título del post tendría que dejar este cambio para el final, pero es que para terminar la narración me cuadra más hacerlo así y dejar para el final otra cosa)
Le tenía un cariño especial al «Pryca». No por sus precios ni por su oferta de productos que, dicho sea de paso, ni recuerdo ni me importa. Era por un hecho bien diferente: mi padre me enseñó a conducir en el parking del citado centro comercial. Cuando ni tenía la edad para conducir ni tampoco había ninguna razón aparente para hacerlo, los domingos por la mañana íbamos allí toda la familia y mientras mi madre y mi hermana aguantaban estoicamente el rollo de ver cómo yo conducía, mi padre me descubría los secretos del juego del embrague y el acelerador, las diferentes posiciones del cambio de marchas y qué, cómo y cuándo mirar por el espejo retrovisor. Y este es el motivo por el que Pryca siempre tendrá un lugar especial en mi memoria. Lugar que me tendré que esforzar en mantener vivo ya que a unos franceses les dio por comprar todos los supermercados “Precio y Calidad” (¿no os habíais dado cuenta del acrónimo hasta ahora?) y les dio por cambiarle el nombre por el suyo: «Carrefour». ¿“Carretes y fourmages”? ¿Qué mierda es un “Carrefour”? ¿El hermano descartado de Fuyur de la “La historia interminable”? Bueno, lo he buscado y significa “cruce” o “encrucijada”… vaya… ¿que extraña relación se podría enlazar con el hecho de conducir, no?
Natillas Danone – Danet
Otro despropósito de Danone, quizá más grave si cabe que el anterior. Somos una generación marcada por las “Natillas Danone”, de hecho estoy escribiendo esto y a la vez te veo a ti, viejuno lector, canturreando para tus adentros la melodía de “Natillas… Danone… listas para tomar… Cómo… me gustan… en el postre y al merendar” Y al finalizar de entonarla te veo planteándote la duda existencial: “¿Repetimos?”…. la de veces que he enviado a un chica a por unas natillas cuando me ha planteado la misma cuestión tras satisfacer sus más carnales deseos, ¡qué recuerdos!
Las “Natillas Danone” incluso sirvieron para darnos cuenta del nulo oído musical de la mayoría de deportistas españoles:
httpv://www.youtube.com/watch?v=4ZrQrHBixbk
Realmente te entran ganas de arrancarte las orejas con una cucharilla de café después de ver el anuncio. Citando de nuevo a Ford Fairlane: “He escuchado gatos follando con más oído que este chaval”.
Pues se ve que a Danone ni le importaban nuestros recuerdos, ni el impacto de sus campañas, ni lo introducida que estaba la marca en el mercado, ni la atrocidad musical que cometieron Bruguera y Caminero. De un día para otro “Natillas Danone” se empieza a llamar “Danet” y a tomar por el culo, si te he visto no me acuerdo, SanSeAcabó y a otra cosa mariposa. Un nombre, dicho sea de paso, sin ningún tipo de gracia. “Da-net”… “net” en catalán significa “limpio”… ¿“Danet”-”Don Limpio”? Es muy raro todo esto, ¿no? (nota mental: tengo que volver a consumir drogas de alto octanaje para frenar mis teorías de la conspiración).
Y hasta aquí el repaso de hoy. Sólo quiero acabar diciendo que los cambios no son malos, perder los referentes sí, y con estos pequeños cambios que las corporaciones realizaron desapareció un pequeña parte de lo que fuimos, por qué lo fuimos y cómo lo fuimos.. y a mí que queréis que os diga… me toca los abogados que tengo aquí colgados. No me importan las razones por las que cambiaron de nombre a estos productos, seguro que hubieron motivaciones justificables o no, estudios de mercado y mierdas en vinagre varias pero repito: no me importan. Yo quiero mis referentes y mi paz espiritual.
¿Recordáis otras atrocidades como las que he comentado hoy? Contad, cantad, confesad viejun@s.
Tomad la medicación…