Cinco mitos sexuales de mi infancia

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Quiero hacer una pequeña advertencia a tod@s aquell@s que hayáis entrado en este post atraídos por una imagen de portada llena de porno y un título dado a equívocos que os haya hecho imaginar que en estas lineas vais a encontrar sexo explícito, ilegalidad en forma de aberración infantil o cualquier cosa por el estilo: hoy voy a hablar sobre mis mitos “sexuales”, no sobre mis mitos “genitales” (eso lo dejo para otro día). Entre sexualidad y genitalidad existen grandísimas diferencias que no voy a exponer aquí, pero que estoy seguro que tú, culto lector de estas lineas, conocerás sobradamente. Pero por si hay algún despistado por el asilo, aquí os dejo la definición que hace la OMS sobre la sexualidad:

«es un aspecto central del ser humano presente a lo largo de su vida. Abarca el sexo, las identidades y los papeles de género la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. La sexualidad se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos y creencias, actitudes, valores, conductas prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir estas dimensiones, no obstante no todas ellas se vivencían o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos y espirituales»

Como podéis ver, es algo que va más allá de hacerse una paja… ¿estamos?

También quiero aclarar que por suerte o por desgracia mi personalidad, y más concretamente la parte relacionada con mi orientación sexual, ha tendido siempre hacia la heterosexualidad, por lo que hoy voy a hablar sobre seres humanos del género femenino (o eso siempre me parecieron a mí). Así que si eres hombre o mujer pero siempre has disfrutado y sabido apreciar las bondades del aspecto fémino humano, quizá coincidirás con algunos de mis mitos. En caso contrario tendrás tus mitos masculinos y hoy no vamos a coincidir, pero sí que podrás disfrutar, como ya has hecho hasta aquí, de una lectura amena. En cualquiera de los dos supuestos, os invito a que completéis esta lista y que nos expliquéis en los comentarios cuáles fueron aquellos ídolos que os hicieron sentir un no sé qué por vez primera. Yo, por mi parte, voy a entrar en materia… vamos al lío. Voy a citar cinco mitos sexuales de mi infancia, pero esto no significa que sean los únicos que tuve, pero sí que son los primeros que me vienen a la mente cuando me pongo a pensar, por algo será:

Aileen Quinn

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Sí, lo habéis adivinado, es la niña de la película “Annie”. He de reconocer que fue la primera niña en la que me fijé. Por desgracia fui desde muy pequeño a una escuela donde éramos cuarenta niños por clase pero donde no había ni una fémina a quilómetros, a parte, claro está, de las profesoras. Cuando a principios de los ochenta vi la pelirroja protagonista de la película algo se removió dentro de mí. ¿Qué era aquello que sentía? Me apetecía poder llegar a interactuar sin saber exactamente cómo con ella. Parecía como si aquella máxima que corría por la escuela de que las niñas eran aburridas al final iba a resultar no ser del todo cierta. Y así fue. Durante mucho tiempo tuve en mi habitación una pegatina del cartel de la película donde ella aparecía pegada muy cerca del cabezal de mi cama… ¿obsesión?… nahhh, pura admiración por la belleza. ¿Me toqué mirándola? No seáis guarros viejunos, que yo era un niño joder.

Cabe decir que el paso del tiempo confirmó mi buen ojo para las mujeres, ya que a sus 43 años, Aileen continua estando de bastante buen ver:

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Tras “Annie” Aileen Quinn no se ha prodigado demasiado en el mundo de la actuación y a penas ha aparecido en alguna TV movie o alguna película de bajo presupuesto y peor recaudación.

Nikka Costa

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Hace tiempo Álex os hablo sobre ella en el genial post “Tres cosas que me avergonzaba reconocer que me gustaban cuando era pequeño…”. En él, uno de vuestros dos bloggers favoritos, exponía que, a pesar de que le gustaba su música, ella como niña no le provocaba especialmente ningún tipo de atracción. Pues en esto diferimos al 100%. Soy totalmente incapaz de tatarear ni una sola frase musical de cualquier canción de Nikka Costa, pero soy totalmente capaz de deciros el tono pantone exacto de sus ojos, el número de rizos que lucía en cada una de las portadas de sus singles e incluso, cual pie de rey humano, podría hacer un esquema exacto de las medidas de las separaciones que tenía Nikka entre sus dientes de leche. En serio, me parecía un bellezón fuera de lo normal aquella niña, una diosa tocada por el don de la belleza de Venus y de Afrodita al mismo tiempo.

Cada vez que aparecía su imagen en alguna revista o en TV me quedaba embelesado mirándola. Y mis instintos de nuevo no me fallaron, a sus 43 años la niña hecha mujer sigue sin tener desperdicio alguno:

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De nuevo queda demostrado que mi gusto por las chicas sigue siendo infinitamente superior al de mi compañero de blog.

Para inspirarme me he puesto de fondo su álbum de 2009 “Pebble to a Pearl”, la chica no lo hace mal, pero el disco es un intento de seguir la estela de Amy Winehouse, o la de la rubia aquella, Duffy, que también tiró del soul, y la voz de Nikka no llega al nivel de ninguna de las dos.

Madonna

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Pues sí, supongo que todo un clásico del apetito sexual pre-púber de mediados de los ochenta. La Madonna del “Like a Virgin”, aquella chica de peinado despeinado y atuendo estrafalario, desgarbado pero sexy a la vez, nos llevó de cabeza a miles, seguramente a millones. De nuevo lo mismo, a mí la música de Madonna me la traía al pairo, a mí me gustaba ella. Y en ello contribuyó sobremanera un sueño recurrente que tuve periódicamente entre los 12 y 14 años (aproximadamente) que se resumía en una secuencia que era algo así: ella me invitaba a su mansión – hablábamos – nos dábamos besitos – “loquesurja” – y adiós, ya nos veremos. Era algo parecido al concepto de «follamigos» mucho antes de que existiese el concepto «follamigos». Y sí, como podéis deducir con Madonna ya me llegué a tocar, pero como he dicho, nada de genitalidad en este post.

A sus 56 años Madonna sigue estando buena, quizá cada vez tiene los dientes más separados de lo normal para mi gusto, pero no esta mal. O al menos cuando va arreglada y maquillada:

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Sin teñir, maquillar, peinar y sin photoshop seguramente será algo más parecido a esto:

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Pero bueno, sigamos dejándonos engañar y dejemos que nuestra reina del pop preferida siga encandilando nuestras pupilas con sus sensuales bailes y sus, cada vez más, canciones que no son canciones que suenan como el culo.

Linda Hamilton

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Con Linda Hamilton he de reconocer que me llegué a obsesionar un poco tras verla en «Terminator». Aquella evolución de chica desvalida a fugitiva de la sociedad me sorprendió y me enseñó que el rol débil y sumiso que las mujeres jugaban en la mayoría de las películas no tenía por qué ser así. El atractivo de Linda Hamilton en aquella época era algo innegable pese a que su belleza no era para nada estándar. Sus rasgo faciales eran mucho más duros que los de las actrices que llenaban las pantallas y su mirada tenía una mezcla de candidez y atrevimiento perturbadora. Durante mucho tiempo llevé dentro de mi estuche de metal, debajo de los lápices y bolígrafos, una fotografía suya que recorté de alguna revista y que miraba con devoción cuando me aburría en clase. No me digáis que no era tonto, ¿verdad? Bueno, a mí por aquel entonces no me lo parecía.

Por desgracia la belleza de Hamilton no ha sobrevivido demasiado bien los últimos años, y los despropósitos causados por algún bisturí manejado sin demasiada maestría, han acabado de causar el estropicio en el rostro de la otrora bella, bellísima Linda:

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La carrera de Hamilton no ha cesado, se ha mantenido activa tanto en cine como en televisión y precisamente en este medio protagonizó la fantástica “La Bella y la Bestia” sobre la que Álex os habló hace un tiempo

Spider-woman

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Vale, no era ni una niña ni una mujer real pero… ¿a quién le importaba? ¿Acaso la gente no se pone con el Hentai? Pues dejadme a mí con mis cosas. Spider-woman, el alterego de Jessica Drew, me enseño el poder de la curva, la carne y la voluptuosidad. Y otra cosa muy importante… para ser atractiva una mujer no tenía por qué ser rubia o de cabello claro… (como el que tenía la malograda Gwen Stacy, y que por cierto, también tenía su punto y su re-punto) El moreno azabache con reflejos azulados podía ser tan válido como el mejor rubio platino. Recuerdo que en algún momento Cómics Bruguera incluyó en la parte final de los semanales de «La Masa» las aventuras de la mujer araña. Me llegó a flipar tanto su belleza que iba directamente a las páginas finales y dejaba las aventuras de Hulk para más tarde. Resumiendo: ¡qué cuerpazo! No tengo imágenes actuales de Spider-Woman, así que para vuestro deleite y el mío aquí os dejo otra de sus momento más esplendoroso:

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Y esto es todo por hoy. ¿Qué os ha parecido mi lista? ¿Estoy demasiado enfermo? Que lo estoy un poco ya lo sé, pero me preocupa si el grado es excesivo. ¿Cuáles fueron los mitos sexuales de vuestra infancia?

Tomad la medicación…