Ya os he comentado alguna vez que yo no soy nadie para decir si lo que sucedió, nació y existió en los años 80 fue algo maravilloso o una puta mierda. Creo que es bueno que cada uno tenga su propia opinión sobre este tipo de temas. Pero lo que sí creo que es una verdad inmutable es que durante esos años hubo una explosión de creatividad y de cosas nunca vistas como jamás se había dado antes. Se crearon cosas buenas, menos buenas y directamente olvidables, pero si algo tuvieron en común todas ellas fue que eran cosas inimaginables unos pocos años atrás. De entre todas estas cosas una de las que marcó mucho la década fueron los peinados. Hoy en día tu puedes hacer con tu pelo lo que quieras y nadie se sorprenderá, sólo tenéis que mirar a los futbolistas, a Lady Gaga o a cualquier famosillo de medio pelo. “Ah… lleva un conejo muerto en la cabeza con bolas de billar en las cuencas de los ojos y un feto de mandril metido por el culo… ah bueno, ta bien…”. Pero hace treinta y pico años la cosa no era así, las modas se empezaron a revelar en contra de lo que socialmente era “lo correcto”. Estos fueron algunos de los peinados que ayudaron a cambiar el mundo (a peor o a mejor, eso no lo sé):
Julia Otero
Nombre del peinado: «Si fuese bizca, además de dar sombra con la palmera, te podría vigilar la ropa en la playa»
Prácticamente no recuerdo nada del magazine que hizo famosa a Julia Otero, el “3×4”, de hecho creo que sólo recuerdo a su presentadora y en concreto su peinado. Nunca antes unos pelos en forma de palmera habían generado tanto revuelo como el que se generó a partir de su irrupción en el segundo canal de televisión española. Tengo el recuerdo de que fue tema de conversación en todos los lugares, en casa con la familia, con los amigos en la escuela… Hasta ese momento yo no me había parado a pensar en que un peinado podía ser un tema sobre el que hablar y debatir. A partir de entonces fue un estilo que se empezó a poner de moda, quizá demasiado y sin demasiado acierto en la mayoría de casos porque, reconozcamos que si bien a Julia Otero su peinado le quedaba bien, incluso muy bien, muchas de las que intentaron imitarla en vez de una palmera parecía que llevasen un gato electrocutado en la cabeza. Lo que sí queda bastante claro es que o bien Julia Otero o bien su estilista personal se inspiraron claramente para definir su imagen en:
Limahl
Nombre del peinado: «¡Joder la hostia que tiene ese tío en la cabeza! ¡Sacádselo que igual muerde!»
Ya os hable hace tiempo sobre “La historia interminable”, de su banda sonora, de la muerte de Artax, etc… Pero es que lo mejor de la canción que popularizó la cinta era el peinado imposible del cantante con el nombre más imposible de la historia. ¿Cómo hostias se pronuncia “Limahl”? ¿Cómo lo dices sin que te salga todo el pollo acumulado en la garganta? Y todavía más importante: Cómo, joder, cómo, ¿cómo se aguantan esos pelos en punta pero a la vez separados y con aspecto de ser lacios? En serio, siempre tuve ganas de encontrarme a este tipo por la calle y pedirle si me dejaba tocarle el pelo (no homo). Ha de ser un gustazo (que no homo joder). Si algún día me convierto en el amo del mundo haré que mis esclavos (todos vosotros) llevéis este peinado para tocarlo cuando me apetezca y ver cómo vuelven a su lugar los pelillos. Yo no sé si este pelo servía para ligar al ser cantante y tal, no tuve los arrestos de intentar hacérmelo. El que seguro que pillaba mogollón de cacho con su súper pelazo era, sin ningún tipo duda:
Bon Jovi
Nombre del peinado: “Soy un malote mojabragas”
El día que apareció por primera vez John Bon Jovi cantando en el video musical de “Living on a prayer” por la televisión fue el día en que todas las putas pijas de mi colegio decidieron que les gustaba el heavy. Sí sí como lo oís, el grupo Bon Jovi hacía heavy según ellas. He de reconocer que fue uno de los primeros grupos más allá del punk que me interesó un poco, de hecho mis padres creo que me llegaron a regalar el “Slippery when wet” en cinta. Hombre, se ha de reconocer que el bueno de John era un tío guapete y «tó reshulón» (vale sí, un poquito homo sí que me ha quedado esto ahora), pero es que joder, debía estar mega buenísimo para llegar a convencer a las mascachapas de la escuela que sólo habían escuchado en su vida, como algo alternativo, a Depeche Mode para que escuchasen a unos melenudos con guitarras distorsionadas. Hasta entonces esta había sido la imagen de los “jevis”:
Bruce Dickinson
Nombre del peinado: “Me cuido más el pelo que tú, zorra»
Juzgar a las personas por su aspecto físico es algo que no se debe hacer. En los ochenta muchas personas se hubiesen cambiado de acera al ver venir en la distancia al bueno de Bruce. Un señor que a día de hoy, a parte de ser el cantante de unos de los grupos musicales más importantes del siglo XX y parte del XXI, haber vendido millones de discos y que haber llenados miles de estadios a lo largo de su trayectoria profesional, a parte de eso, ha tenido tiempo para ser… Doctor en egiptología, piloto de aviones comerciales, locutor de radio, espadachín de esgrima, guionista de cine… Y míralo ahora, con su pelo bien recortadito y con la cara normal, no como la cara esa de plástico que tiene hoy en día Bon Jovi, sí aquel con el que se tocaban todas las de mi clase y que ahora parece una mala copia de él mismo diseñada por el escultor jefe del museo de cera de Madrid. Para terminar reconozcamos que cuidar un pelazo lacio heavy y hacer que brille y baile al viento de esa manera tan natural es una tarea harto difícil. De hecho, va, hablemos claro… ¿Cuántas veces no os habéis fijado en una chica de cabello largo por detrás en la calle y habéis descubierto que en realidad era un adorador de Satán cervecero el objetivo de vuestras lascivas miradas? ¿Eh? Esa sensación, sí, recordad esa sensación… Encontrabas a un jeviata cuando tu en realidad lo que buscabas era algo más parecido a:
Meg Ryan
Nombre del peinado: “Te vas a enamorar de mí y no vas a poder hacer absolutamente nada para evitarlo»
¿Quizá el peinado definitivo de los años 80? No sé si el definitivo pero lo que sí es seguro es que fue el más imitado. Las chicas se volvieron locas y hubo un momento en que las mechas y esa mini melena pseudo despeinada era lo único que veías en las cabezas de las mujeres de tu pueblo o ciudad. Como si peinarse como Meg Ryan fuese a hacer que de repente, como por arte de magia, ellas, gracias a un cambio de peinado, se fuesen a metamorfosear de orugas a bellas mariposas. ¡Que sólo era el pelo! En la inmensa mayoría de casos las orugas continuaron siendo orugas pero con menos pelo y con la cara más a la vista, con lo que el efecto buscado con el cambio de look era finalmente el inverso al buscado. Sea como sea, la tendencia que marcó Meg Ryan fue un fenómeno mundial y su nombre quedó para siempre asociado a ese tipo de peinado. Su belleza la acompañaba para conseguir ese efecto, una belleza que por cierto espero que guardéis en el recuerdo ya que su mal envejecer ha sido lamentable. Si no sabéis de que os estoy hablando y todavía la coserváis en un pedestal nunca busquéis en google “meg ryan 2016”, en serio, no lo hagáis nunca.
Y hasta aquí esta primera parte. ¿Os peinasteis así alguna vez? ¿Cuál fue para vosotros el peinado que más lo petó en los ochenta? Contadnos, contadnos.
Tomad la medicación…